Tour de Francia

Pogacar domina por completo el Tour

Con 22 años años llega hoy a París para recoger su segundo triunfo tras disfrutar del apoyo popular en la ‘crono’ final, que fue para Van Aert

Van Aert en la llegada de Saint-Emilion EFE

J. Gómez Peña

Aunque el Tour 2021 acaba este domingo en París, hace días que pertenece a Tadej Pogacar . Nadie a su edad, 22 años, ha ganado dos veces la Grande Boucle. En 2020 sorprendió con su remontada ante Roglic en la última contrarreloj. Esta vez ... se ha impuesto desde el principio. Golpeó primero y siguió atizando hasta que ahorró el tiempo suficiente como para mirar por encima al resto. Aplastó la oposición. Hay un nuevo depredador en la larga historia de este deporte.

El joven esloveno afrontó con una sonrisa la contrarreloj final. No se jugaba nada. Vingegaard y Carapaz, sus rivales más cercanos, estaban muy lejos, a más de cinco minutos. Era un día para disfrutar vestido de amarillo. Adelantó su fiesta. «He sentido el ánimo del público. Lo he pasado muy bien», contó. Evitó riesgos y no entró en la pelea por la etapa. Además, no hubiera sido fácil lograrla. La reclamó otro coloso, el gigante que ya había ganado la etapa del Ventoux, el belga Wout Van Aert . Un misil de 1,90 metros con la mejor tracción muscular del pelotón. Pogacar acabó octavo, a casi un minuto, superado también por Vingegaard, un escalador de apenas 60 kilos que se come el llano. El danés aseguró su segunda plaza en el Tour por delante de Carapaz y confirmó, con 24 años, que el ciclismo es de la nueva camada, la que encabeza Pogacar. Quedan citados para próximos duelos en la Grande Boucle.

Mientras Pogacar pensaba ya en París, Van Aert llevaba días obsesionado con esta ‘crono’. Guardándose para vaciar sus enormes piernas. Batió por 21 segundos a Asgreen y por 32 a Vingegaard, que es la gran revelación de este Tour: vino como gregario de Roglic y ha terminado como acabó su líder en 2020, segundo tras Pogacar. Carapaz, que cedió más de minuto y medio, no le discutió la medalla de plata y se quedó con el bronce. El ecuatoriano ha sido lo mejor de su equipo, el hasta hace poco invencible Ineos de Wiggins, Froome, Thomas y Bernal, cuatro vencedores del Tour.

La ‘crono’ ordenó las plazas siguientes. El australiano O’Connor, otra sorpresa, defendió su cuarta posición ante Kelderman. También Enric Mas se aferró al sexto puesto sin dejar paso a Lutsenko. El balear hahía sido quinto en 2020 y este año, salvo en Luz Ardiden, no ha estado a la altura de los tres primeros. Con 26 años sigue a la espera de su gran salto. Pello Bilbao acaba noveno del Tour. La radio le dio problemas durante la ‘crono’. Se le descolgó un par de veces. Le desquició. Y no pudo alcanzar el octavo puesto de Guillaume Martin. El pelotón español se va de nuevo sin victorias. Así lleva desde el triunfo en Mende de Omar Fraile en 2018. La sequía dura ya tres ediciones.

La ‘crono’ no cambió nada en la clasificación general. Hace días que era el segundo Tour de Pogacar. Los 31 kilómetros entre Libourne y Saint-Emilion están entrelazados por viñas. Escribió Nestor Luján que el vino de Saint-Emilion es el mejor ‘Burdeos’ para acompañar los grandes asados y los platos de caza. Poderoso, equilibrado y elegante. Por este pueblo medieval pasó ayer de amarillo un joven de la cosecha de 1998. Tadej Pogacar. Ciclista poderoso: capaz de ganar en cimas como el Portet y Luz Ardiden, y de vencer en ‘cronos’ como la de Laval. Campeón equilibrado: con sólo 22 años es a la vez agresivo en carrera, tranquilo en momentos de caos y amable con sus gregarios y la prensa. Pogacar es un vino para la caza mayor.

El nuevo 'Canibal'

Le falta el paseo final hoy por París para recoger su segundo Tour. «Veo en él al nuevo ‘Caníbal’», le ha bautizado el viejo ‘Caníbal’, Eddy Merckx , que no es de los que regalan elogios. «Si no le pasa nada, puede ganar más de cinco veces el Tour», augura.

A Merckx le gusta Pogacar. Su ambición. El belga sentía la responsabilidad de darle al público lo que pedía. Y la gente quería verle ganar. Pogacar corre para que los aficionados disfruten. A Merckx le agobiaba esa presión generada en torno a su propio personaje. Al joven esloveno le divierte. El Tour es un juego para él. Su crecimiento ha sido tan rápido que apenas ha sufrido tropiezos. Hace dos años, en su debut en la Vuelta, ganó tres etapas (Andorra, Machucos y Gredos) y acabó tercero tras Roglic y Valverde. En su primer Tour, el año pasado, laminó a Roglic en la ‘crono’ final y llegó de amarillo a París.

Y en su segunda aparición en la Grande Boucle ha eliminado cualquier competencia. Superó a los especialistas en la contrarreloj de Laval (quinta etapa) y, casi seguido, ofreció la gran exhibición de esta ronda gala. Atacó en el col de la Romme a 30 kilómetros de la meta en Le Grand-Bornand. Nadie pudo seguirle e inició una espectacular caza de los fugados en el ascenso a la Colombiere. Abrumó. Tan superior. Ese día sentenció el Tour, que no había llegado a su ecuador. Luego, en su peor jornada, llegó con sus rivales tras coronar el Ventoux. Y, vestido de amarillo, batió a Vingegaard y Carapaz en el Portet y Luz Ardiden. Hasta ejerció de patrón el viernes, cuando ordenó parar al pelotón para esperar a los caídos en una montonera.

Pogacar ha conquistado por completo el Tour, el segundo que corre y que gana. Tiene edad de debutante. El pronóstico de Merckx atina. Hay en la selva ciclista un nuevo ‘Caníbal’. En la meta le preguntaron qué sentía al ser ya historia de este deporte. «No lo he pensado. Simplemente, soy feliz», respondió. Sonrisa amarilla.

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