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Opinión

Reflexiones a caballo por un monte humeante

Los dirigentes de los parques y terrenos públicos tendrán que dar cuentas

Lolo de Juan

Madrid

Tranqueo con Talibán por las tierras zamoranas del lobo y el ciervo. Bufa dos veces, pues la carbonilla y la ceniza invaden el ambiente. Camino por un bosque arrasado por el fuego propio de una película de miedo, de árboles escuálidos ... desnudos de haces y enveses, de troncos inertes y algún rincón humeante que nos recuerda que hace pocos días aquello era el infierno. Los pueblos están de luto, como el entorno. Hablan poco y pausado. Las villas lloran porque ven sus jardines salvajes muertos. Pero en esos lares ya quedan pocos asistentes a este entierro; los ganados apenas zamarrean los cencerros porque su presencia no deja de ser una sorpresa en unos campos que tiempo atrás campeaban rollizos hatajos de ovejas con alguna cabra mezclada para sacar leche.

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