La desesperación de los agricultores ante la plaga de conejos y la importancia de la caza para frenarla: «Se comen los olivos nuevos y los secan»

La diferencia es que, en el caso del conejo, los daños se concentran especialmente en los cultivos. Y es que, aunque la Península Ibérica ha sufrido una caída generalizada en las poblaciones de fauna menor (incluido el conejo de monte), las zonas agrícolas se han convertido en su hábitat más favorable. Los cambios de uso agrario y la disminución de depredadores han propiciado que los conejos encuentren en los cultivos alimento abundante y refugio frente a amenazas, mientras que la biología de la especie hace el resto. Y es que su gran capacidad reproductora, que en condiciones favorables multiplica la población en poco tiempo y en espacios muy concretos, coincide con áreas agrícolas de gran valor productivo. Tomás Ramírez, agricultor y presidente de la Sociedad de Cazadores 'El llano de las codornices', en el municipio malagueño de Sierra de Yeguas, explica que estos daños se notan, especialmente, «en enero y febrero. Cuando la siembra nace, al salir, esos brotes son tiernos y esos se los comen bastante. Tocan mucho lo que es el tronco de los olivos, sobre todo los más nuevos; los roen, llegan al anillo y se secan». Asimismo, añade que «estos daños se traducen en pérdidas. Por ejemplo, si siembras tres hectáreas de cebada y se comen la mitad, eso son pérdidas para el agricultor. Los animales comen, claro, pero al haber demasiados conejos, hacen más daño«.

Ante este escenario, la caza sostenible aparece como una herramienta de lo más eficaz para frenar daños en cultivos. Así, al igual que sucede con el jabalí, los cazadores se han convertido en aliados fundamentales de la agricultura, aportando soluciones de control poblacional que resultan claves para mantener el equilibrio entre conservación y aprovechamiento agrícola.

La Junta de Andalucía, consciente del problema, emite cada año una Resolución que decreta un Área de Emergencia Cinegética por daños de conejos a la agricultura. Se trata de una medida flexible, que no delimita una zona fija, sino que se adapta a la abundancia de conejos y al nivel de daños que se declaran en cada temporada. El objetivo es dar respuesta rápida donde se concentra el problema, de manera que se autoricen medidas cinegéticas excepcionales en aquellas zonas más afectados. Actualmente, más de 120 municipios de Granada, Jaén, Málaga y Sevilla se encuentran incluidos en estas áreas de emergencia.

Dicha Resolución amplía los periodos de caza y flexibiliza determinadas modalidades con el fin de intensificar el control de la especie. No obstante, estas medidas no son obligatorias, pues son las propias sociedades de caza quienes, en coordinación con agricultores y propietarios, deciden si aplicarlas en función de la magnitud de los daños. Además, dentro de estas medidas excepcionales se contemplan actuaciones específicas cuando los daños son especialmente intensos. En esos casos, se autorizan modalidades de control extraordinarias que van más allá de la temporada general, siempre bajo supervisión de la administración.

En el caso de la sociedad que preside Tomás Ramírez, «nosotros tenemos permisos que pedimos a Medio Ambiente para el control de daños, con hurón y redes. Esas herramientas ayudan un poco. En tiempos de veda, por ejemplo, se abre en agosto y se cierra en diciembre; una vez se cierra, el conejo sigue haciendo daños. Entonces, con esas medidas no quitamos todos los conejos, pero sí una parte, y el daño se frena«.

El impacto de los conejos sobre la agricultura es de tal magnitud que ha dado lugar incluso a un proyecto específico llamado 'LIFE Iberconejo'. Impulsado con apoyo de la Unión Europea entre 2021 y 2025, ha contado con quince entidades socias, entre ellas la Junta de Andalucía, la Real Federación Andaluza de Caza, WWF España y otras organizaciones conservacionistas y científicas. Su objetivo no es otro que sentar las bases para una buena gestión del conejo de monte, conciliando su papel ecológico y socioeconómico con la prevención de daños a la agricultura.

El proyecto ha puesto de relieve la doble cara de la especie. En zonas agrícolas como las mesetas o los valles del Ebro y del Guadalquivir, la densidad del conejo es muy elevada, lo que genera graves conflictos con los cultivos. En cambio, en otros territorios de monte mediterráneo como Sierra Morena, las sierras extremeñas o partes de Portugal, las poblaciones son escasas, lo que dificulta que cumpla su función ecológica como presa fundamental para numerosas especies amenazadas. Andalucía refleja bien esta dualidad ya que, mientras la Campiña Cordobesa sufre daños severos por poblaciones desbordadas, en comarcas como El Andévalo (Huelva) o Cardeña-Montoro (Córdoba) la especie escasea y necesita medidas de fomento.

Los socios del 'LIFE Iberconejo' coinciden en que no existe una única solución, sino un conjunto de medidas complementarias que deben aplicarse de forma coordinada. Entre ellas destacan la intensificación de la caza en momentos críticos, la regulación flexible de los periodos hábiles, la aplicación de diferentes modalidades según el contexto, la gestión de la depredación y, sobre todo, la coordinación local entre agricultores, cazadores, administraciones y conservacionistas. El objetivo es doble; por una parte, prevenir y mitigar los daños en cultivos, y por otro, mantener poblaciones estables y sostenibles del conejo de monte.

En este sentido, la caza vuelve a situarse como la herramienta más inmediata y eficaz. Reducir la población reproductora en los momentos adecuados permite evitar daños masivos, y al mismo tiempo, favorece una convivencia más equilibrada con la agricultura. Eso sí, como valoración acerca de las medidas extraordinarias aprobadas desde la Junta, Tomás Ramírez las considera acertadas porque «como no sea así, esto sería un desastre»; sin embargo, eso no quita que «echamos en falta por parte de la administración más métodos. Por ejemplo, el hurón con escopeta está prohibido y es sería otra herramienta que se podría aplicar. O si por mi coto pasa una carretera, ahí no puedo hacer nada«.