Carlsen acusa por fin a Niemann, sin aportar ni una prueba: «Creo que ha hecho más trampas de las que admite»

«Su progreso sobre el tablero ha sido inusual y a lo largo de nuestra partida en la Copa Sinquefield tuve la impresión de que no estaba tenso o incluso totalmente concentrado en el juego en posiciones críticas, mientras me superaba con negras de una manera que creo que solo un puñado de jugadores puede hacer. Esta partida contribuyó a cambiar mi perspectiva», añade Carlsen en su nota. El número uno admite así que su comportamiento y sus gravísimas acusaciones contra un colega se basan solo en sus impresiones personales y las sospechas que ya tenía sobre él. No da ni un dato concreto que sustente su percepción sobre el tablero.

Como señaló Miguel Illescas, lo que más desestabilizó al campeón fue la velocidad a la que jugó su rival en algunos momentos, que podría tener su explicación en una muy buena preparación previa a la partida. Si hizo trampas, nadie las ha descubierto, e incluso los análisis matemáticos más autorizados, probablemente insuficientes, descartan que pasara nada raro en la partida Carlsen-Niemann.

El texto de Carlsen empieza así: «En la Copa Sinquefield 2022, tomé la decisión profesional sin precedentes de retirarme del torneo tras mi partida de la tercera ronda contra Hans Niemann. Una semana más tarde, durante el Champions Chess Tour, renuncié contra Hans Niemann después de realizar solo un movimiento. Sé que mis acciones han frustrado a muchos en la comunidad ajedrecística. Yo estoy frustrado. Quiero jugar al ajedrez. Quiero seguir jugando al ajedrez al más alto nivel en los mejores eventos».

Luego, Carlsen vuelve a hablar de la lacra de las trampas en el ajedrez, asunto en el que todos estarán de acuerdo, salvo algún fullero: «Creo que las trampas en el ajedrez son un gran problema y una amenaza existencial para el juego. También creo que los organizadores de ajedrez y todos los que se preocupan por la santidad del juego que amamos deberían considerar seriamente aumentar las medidas de seguridad y los métodos de detección de trampas para el ajedrez sobre el tablero. Cuando Niemann fue invitado en el último momento a la Copa Sinquefield 2022, consideré fuertemente retirarme antes del evento, pero finalmente elegí jugar».

Después de acusar a Niemann, justifica su decisión de no enfrentarse más a él: «Debemos hacer algo con respecto a las trampas y, por mi parte en adelante, no quiero jugar contra gente que ha hecho trampas repetidamente en el pasado, porque no sé lo que son capaces de hacer en el futuro».

El número uno se despide con el párrafo más críptico, en el que se declara atado por no contar con el permiso del americano, como si lo anterior lo hubieran consensuado: «Hay más cosas que me gustaría decir. Por desgracia, en este momento estoy limitado en lo que puedo decir sin el permiso explícito de Niemann para hablar abiertamente. Hasta ahora solo he podido hablar con mis acciones, y esas acciones han dejado claro que no estoy dispuesto a jugar al ajedrez con Niemann. Espero que la verdad sobre este asunto salga a la luz, sea cual sea».

La última frase es especialmente grave y da a entender que no tiene ni espera tener más pruebas para sustentar sus acusaciones. Como se dice en la jerga ajedrecística, es una jugada 'de doble filo'. Porque, como ya hemos dicho en anteriores crónicas, ¿qué pasa si Niemann no es un tramposo?

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Si resulta que la verdad es que Niemann solo ha progresado gracias a su esfuerzo y que ganó en buena lid a Carlsen, ¿quién repara el honor del acusado?, ¿quien le resarcirá por los torneos que sin duda se perderá por miedo de los organizadores a no contar con las simpatías del campeón del mundo?

Se suele recurrir en estos casos a las reacciones de grandes estrellas, pero por una vez la primera cita será la de un jugador modesto, Juan Campos, compañero del club de Alcobendas y un ajedrecista noble de los pies a la cabeza: «Magnus actúa como un juez que tras condenar al acusado dijese: 'Espero que su inocencia o culpabilidad salgan a la luz'. Que conste que es perfectamente posible que haya habido trampa. El problema está en que hay que probarlo antes de montar el escándalo».