Carlos Sainz, el sesentón que desafía al desierto de Arabia Saudí

Sainz no solo necesita un vehículo futurista para su enésimo desafío en el desierto (ganar por cuarta vez). También requiere una solvencia física y una actitud mental para optar a una carrera de catorce etapas y 8.500 kilómetros por las dunas, las rocas y el polvo de un extremo a otro en Arabia Saudí. Sainz dice sentirse preparado un invierno más.

Hace cuatro años, su hijo Carlos Sainz junior, que era piloto de Renault, le dedicó una carta al padre ganador del Dakar, el segundo de su vida: «Ahora mismo recuerdo cuando yo me levantaba a entrenar a las 7:30 para subirme en la bici dentro de la sauna y tú llevabas ahí ya una hora machacándote... Un ejemplo».

Sainz lleva 42 años vinculado al deporte de competición, 35 de ellos en la cima del automovilismo, desde que debutó en el Mundial de rallys y se hizo dos veces con el título (1990 y 1992). «¿Quién me iba a decir a mí hace 40 años que iba a trabajar ahora con una tecnología tan sofisticada?», se preguntaba el piloto en la presentación del Audi RS Q e-tron, el coche galáctico con el que tratará de conquistar su tercer Dakar.

El gimnasio se ha convertido en el segundo hogar del veterano madrileño. Ahí se esfuerza con vistas al Dakar. «Si tienes la experiencia, sabes a lo que te vas a enfrentar. Y en el Dakar se sufre. Por eso tengo muy claro que es mejor hacer los deberes en casa para afrontar mejor la carrera. No cabe duda de que la preparación física cuesta más a medida que vas cumpliendo años», dice el español.

El piloto madruga y se machaca no por gusto, sino por educación. «Para hacer esto necesitas mucha disciplina. Prepararme como lo hago para el Dakar no es ningún mérito, es mi obligación, tengo que hacerlo para asumir este reto. Y si quieres pelear con gente más joven, en primera división y con una marca como Audi, esto implica una preparación. Todo es medible ahora con la tecnología, te marcas unos objetivos y es cuestión de entrenar».

Sainz ya peina canas, en parecida situación capilar que sus adversarios en la arena del desierto, Stephan Peterhansel (57 años) o Nasser Al-Atiyah (51). «¿Qué se puede decir de Peterhansel? Míster Dakar (lo ha ganado en 14 ediciones, seis en motos y ocho en coches). Y lo mismo de Nasser, podríamos escribir un libro con cien mil anécdotas. Él para ganar hace lo que haga falta, atiza a quien sea , tiene otra cultura, es un gran piloto, pero se le va la olla cuando se pone el casco».

La prueba reina de los rallys (del 31 de diciembre al 15 de enero próximos) es, en verdad, un reto entre expertos dinosaurios. «Es cierto. Llevamos muchos años peleando los mismos por la victoria -cuenta Sainz-. Por algo será, la experiencia sirve. Pero también sabemos que es ley de vida. Los jóvenes tienen que llegar y quitar a los que ganaban. Esto sucederá tarde o temprano, en el Dakar, y en el resto de deportes. Es la historia de todos los deportes».

Sainz no se ve favorito para ganar el Dakar con el Audi electrificado, pero sí confía en el plan. «Primero, porque Audi es un gran equipo, con tres pilotos y copilotos muy capaces de ganar la carrera. No es fácil, pero hay que hacer un ejercicio de confianza y apostar por Audi. A nivel mecánico quiero pensar que va a estar todo muy igualado, a pesar del hándicap de los 100 kilos extra. Llegamos con la preparación necesaria para pelear».

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