España 69 - 60 Hungría
Una barbaridad de Torrens lleva a España a la final del Eurobasket
La actuación estelar de la alero, autora de 27 puntos, permitirá a la selección pelear por su quinto entorchado continental
Estadísticas del partido
Alba Torrens, en las semifinales ante Hungría
Alba Torrens necesita un monumento, porque su actuación ante Hungría fue divina. La alero, de principio a fin, cuajó un partido estelar (27 puntos) que permitió a España avanzar a la final del Eurobasket, donde se enfrentará a Bélgica. Una individualidad, la de ... Torrens, que estuvo muy bien arropada por la defensa y tensión del resto del equipo, que supo disfrutar y sufrir a partes iguales ante el empuje de las húngaras en la segunda parte. La bocina trajo una sonrisa generalizada a la expedición española, que luchará este domingo (20.00 horas) por su quinto entorchado continental.
España luce en el Eurobasket por su valor coral, un grupo que a veces parece un único individuo, pero las individualidades son siempre bienvenidas. Torrens sorprendió a Hungría al sumar los diez primeros puntos de la selección, imparable la talentosa alero del Valencia Basket. Su estelar actuación, sin embargo, no descentró a las centroeuropeas, que con el tiro de tres y los esfuerzos de Goree en las segundas oportunidades se mantenían a rebufo del combinado nacional.
Ritmo endiablado, posesiones vertiginosas y un bombardeo constante desde la larga distancia en ambos aros. Adictiva combinación en la que España se sentía como pez en el agua, pese a que los mejores momentos de las de Miguel Méndez en el torneo han llegado cuando conseguían bajarle el pulso a los envites. Bendito sea el caos.
Solo la gigante Bernadett Hatar, 2,08 centímetros, la jugadora más alta del Eurobasket, conseguía frenar las embestidas españolas. Salió en las últimas posesiones del primer cuarto, puso dos tapones y ejecutó un gran punteo para que la selección no sumase una canasta en los últimos segundos. Terrorífica carta de presentación pese a estar la pívot mermada en lo físico (lució un aparatoso vendaje en su rodilla izquierda).
Tocaba buscar alternativas porque la zona era coto prohibido, mala noticia porque España, de la mano de Gil y Carrera, había sido una auténtica dictadora en las cercanías del aro hasta la fecha. La solución, como casi siempre, fue la defensa. Provocar la pérdida, correr y anotar tiros liberados ante la descabezada defensa húngara.
Gran ejercicio grupal coronado por Torrens, siempre Torrens, que cuando está enchufada hay pocas jugadoras que se le acerquen en cuanto a determinación. Acabó la primera parte con la barbaridad de 18 puntos, con cuatro de cinco en triples, y España, a su vera, comenzó a mirar con optimismo la clasificación para la gran final.
Reacción húngara
Tras la reanudación, Hungría se entregó a la fricción para equilibrar el encuentro, duelo de bayonetas silenciado por un triplazo de Maite Cazorla que aterrizó como un dardo en el corazón de las húngaras. Arriesgaba España en la presión a todo campo, muy ambiciosa, con ganas de avasallar. Riesgos que daban bombonas de oxígeno a su rival, que tras un parcial de 2-11 e impulsada por Studer, se acercó por primera vez en mucho tiempo en el marcador.
Tocaba tragar saliva y recomponerse, Hungría había olido sangre. El partido se volvió un embudo y cada posesión era una final trepidante, una autopista directa al infierno. Sacó Méndez a las especialistas defensivas para los últimos minutos de partido y las pérdidas rivales comenzaron a ser cada vez más constantes, aunque el atasco en ataque seguía siendo cuantioso.
Un canastón de Torrens a falta de un minuto y medio para el final permitió a la selección conseguir un colchón de siete puntos. La defensa y la gestión del tiempo hicieron el resto y España, cuatro años después, celebra que volverá a competir por la corona europea.
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