Un mágico Dragic corona a Eslovenia

El duelo entre los dos conjuntos balcánicos fue precioso, pleno de tensión y lleno de alternativas. Al inicio fulgurante de Goran Dragic –26 puntos antes del descanso, 20 de ellos en el segundo cuarto– le dio respuesta Bogdanovic, el único serbio que podía seguir el ritmo del jugador de los Heat. Incapaces de frenar el poderío ofensivo del base esloveno, la distancia creció descontrolada por encima de los diez puntos nada más volver de los vestuarios (59-47). Fue entonces cuando Djordjevic apeló al orgullo y al corazón para tratar de darle la vuelta al partido. Lo consiguió por momentos gracias a una mezcla de acierto en el tiro exterior y al bajón físico de Dragic. Una canasta de Macvan puso por primera vez a Serbia por delante a falta de cinco minutos (77-78).

Ahí ya no estaba en pista Doncic, que no pudo actuar en los últimos quince minutos por un esguince de tobillo. El joven madridista, un pilar de Eslovenia en el torneo, lloraba desconsolado en el banquillo hasta que Prepelic (21 puntos), verdugo de España en semifinales, tomó el relevo de Dragic (35 puntos al final) para volver a poner por delante a Eslovenia. De nada sirvió el arranque final de orgullo serbio, porque el oro estaba ya en el cuello esloveno. Éxito inesperado, aunque merecido.