NBA
Rudy Fernández: «Llegué a perder la confianza en mí mismo»
Después de tres temporadas tratando de hacerse un sitio en la NBA, el cierre patronal le tapona ahora las puertas del campeón de la liga. Mientras espera la solución, aguarda ansioso el Eurobasket
EMILIO V. ESCUDERO
Lo que se aventuraba un verano tranquilo, se ha transformado en un vendaval de sensaciones para Rudy Fernández. Más sereno y sonriente que otras veces, el balear hace un alto en la actividad de su Campus para atender a ABC bajo el sol de Mallorca, ... su refugio favorito cuando está de vacaciones.
—¿En qué momento de la vida se encuentra Rudy Fernández?
—El mundo del deportista siempre tiene sus altibajos y, en ese sentido, ahora estoy feliz y tranquilo, de vacaciones en el campus, y lo único que pienso es en disfrutar con los niños y tratar de inculcarles qué es este deporte y que disfruten de él como lo hago yo.
—En los últimos años no se le ha visto disfrutar tanto en Portland...
—Bueno, allí también he pasado buenos momentos, pero es una etapa pasada.
—¿Tanto ha cambiado a Rudy este traspaso a Dallas?
—No, no creo que haya cambiado mucho. Si le soy sincero, aún no conozco Dallas. No conozco la franquicia ni el trabajo que se hace en ese equipo, pero aún así, sí que creo que he dado un paso adelante. Creo que recalar en el mejor equipo de la NBA es algo que nunca había imaginado. En estos últimos meses, es algo que ni se me había pasado por la cabeza.
—¿Cuál cree que es la razón por la que no encajó en Portland?
—No creo que no encajara. Dentro de lo que cabe, en los minutos que tuve, intenté aportar frescura e intensidad y también la experiencia que tengo como jugador internacional. En este equipo había muchos jugadores en mi posición y también era difícil para el entrenador. Se han tenido que desprender de alguno y Dallas ha luchado mucho por mi traspaso. Gracias a eso estoy ahora allí.
—¿Cree que con otro entrenador hubiera sido más feliz en los Blazers?
—Eso no lo sabré nunca. Como le decía, esa etapa con Portland ya queda atrás. Ahora mismo en lo que tengo que centrarme es en el equipo en el que estoy, en la selección…
—Sí, ¿pero no cree que por culpa de McMillan no ha llegado a ser nunca el Rudy de la Penya?
—Mmmm (duda). No creo que tenga que echar culpas a nadie. Lo que le comentaba. Nate tiene una filosofía de juego en la que a lo mejor el primer año sí que tenía cabida y en el segundo y en el tercero no. Cuando hubo lesiones sí que estuve jugando treinta minutos por partido. Si un entrenador no confía en ti no te da esos minutos necesarios, se los daría a otro jugador.
El cariño del público
—¿Llegó a perder la confianza en sí mismo?
—Sí, claro. Ha habido meses en los que me paraba a pensar por qué no encajaba en ese equipo, por qué no jugaba… creo que de eso hay que aprender. Aprender cada año. Ser maduro en ese sentido, porque nadie te regala nada. Le das vueltas a la cabeza a la situación, porque a lo mejor estás haciendo algo bien y te cambian. No lo sé, son filosofías del deporte.
—¿Pensó en algún momento en coger las maletas y volver?
—No, sinceramente no. Creo que acabé muy bien mi último año en Portland, muy satisfecho con la temporada que había hecho. Sí que es cierto que se me quedó un poco de mal sabor de boca por el tema play off, pero personalmente estaba contento. Sobre todo por la afición; por la afición me pondría de rodillas, le haría la ola a toda la gente que me ha estado apoyando durante estos últimos tres años. Ha habido buenos y malos momentos, pero ellos han seguido estando ahí. Incluso cuando pasó lo del verano pasado, con mi posible salida, siguieron dándome cariño. Ahí se demuestra la gran afición que tiene Portland.
—¿Y qué lección ha sacado de todo ese sufrimiento?
—He madurado muchísimo. Ahora sé que hay que intentar siempre vivir al máximo, dar todo en la cancha aunque sea solo durante un minuto o dos. Intentar jugar a la misma intensidad que si jugara cincuenta.
—Y de repente, cuando menos lo esperaba, le llega este traspaso a Dallas ¿Qué supone para usted?
—Para mí es un reto. Nunca me había visto ante algo así. Toca revalidar el título y eso será complicado. Voy a un equipo donde hay grandísimos jugadores. Me hace especial ilusión jugar con un base de tanto y nivel y tanto nombre en la NBA como Jason Kidd. Es un equipo que se acopla muy bien a mi filosofía de juego, a correr, al pase en contragolpe, y eso me puede ir bien.
—¿Ha hablado ya con la gente de los Mavericks?
—Sí, he tenido la suerte de charlar un rato con el entrenador, Rick Carlisle, con Dirk Nowitzki, y ellos están muy contentos con mi llegada. Sé que Mark Cuban pujó mucho por mi traspaso y las palabras de cariño que he podido ver en algunas entrevistas suyas durante los últimos días son elogios que me dan mucha confianza, mucha fuerza para ir el año que viene… si es que hay NBA.
—¿Le preocupa que el lockout pueda arruinar esta oportunidad?
—Bueno, esto es algo que puede ocurrir. Lo que pasa cuando no se llega a un acuerdo entre la NBA y el sindicato de jugadores. Así que no nos queda otra que esperar. Me molestaría no poder empezar la temporada con Dallas. Pero es algo que no se sabe aún, a lo mejor la próxima semana se llega a un acuerdo y hay temporada completa. Lo único cierto, a día de hoy, es que no hay NBA.
—Si finalmente no hay temporada, ¿descarta venir a jugar a España en enero?
—No, para nada. Sí que es cierto que no me veo jugando uno o dos meses con un equipo para luego volver, pero si se confirma que la temporada no se va jugar sí que me plantearía jugar en Europa, venir a España. Es un halago que se hable de mí, pero no me decanto por ninguno.
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