El contragolpe
El Atlético como rechazo a la chulería y la soberbia
«La fe en este equipo está por encima de personas y resultados. Curte e imprime carácter»
Antes de Simeone, en el Atleti no bastaba con el cuarto puesto
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Iniciar sesiónDel Atlético de Madrid, apocopado Atleti, se nace. Y si no se hace uno, que tampoco pasa nada. Veníamos al mundo y nos criábamos en la colonia Metropolitana, a la vera del hoy extinto y llorado Stadium. Cuatro Caminos era por entonces el barrio por ... antonomasia. Otros nacíamos en Carabanchel, enfrente del Manzanares, también prolija cuna de aficionados rojiblancos. O en cualquier barrio, central o periférico. Del de Salamanca a Chamberí, sin desdeñar la Avenida de los Toreros, por amor a José Tomás y El Juli, atletistas de pro, como tantas otras figuras de la lidia. Somos del Foro y de fuera, extremeños, toledanos o de Segovia, cántabros o gallegos, canarios o incluso ultramarinos, como los antiguos colmados. Fieles a nuestros antepasados bilbaínos, los colchoneros nacemos donde nos da la gana.
¿Qué nos une a personas tan diferentes? ¿Cuál es esa 'extraña conexión' de la que hablan los maravillosos anuncios de la Señora Rushmore? (antológicos los de los soldados de ambos frentes de nuestra Guerra Incivil y el del taxista que lleva a su casa a partidario amnésico del 'eterno rival'). ¿Por qué somos del Atleti? Habrá muchas razones, pero quien esto escribe se atreve a sugerir como punto de encuentro, junto a su acendrado atleticismo, el rechazo a la chulería, a la soberbia y a la actitud despreciativa y sobrada como norma de conducta. Otra madrileña manera de ser y de entender el fútbol.
La fe en el Atlético de Madrid está por encima de personas y resultados. Curte e imprime carácter. Templa hombres como rocas. Aguantan estoicamente los reveses y no se engríen con las victorias. Las desean como cualquier otro, pero nunca son la razón de su amor al equipo, más si juega un mal partido como ante el colista de la Liga. Con el 2 a 1 del descanso el equipo se echó atrás, y los pucelanos empataron el partido, que se pudo finalmente remontar. Se salvaron únicamente las galopadas de Llorente, el golazo de Giuliano, las entradas decisivas de Roro Riquelme y Sorloth, y sobre todo la actuación estelar de Julián Álvarez, ya por derecho propio la figura del equipo. Es un auténtico crack del fútbol mundial, pero simpático, sencillo y buena persona. Igualito que otros.
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