Como diría un castizo, al Atleti le «prestan» los aires porteños. Aunque no todos sus argentinos sean o hayan sido bonaerenses. Por ejemplo, Julián Álvarez, llamado a ser nuestra máxima figura en los próximos años, es de Cachín, Córdoba. En los 60 fueron 'el vasco' ... Madinabeytia y el central Jorge Griffa sus máximos exponentes. Michaleen Flynn hubiera alucinado con el defensa: «Impetuoso, homérico», habría exclamado ante ese jugador pletórico de fuerza pero dotado también de un buen toque de pelota, gracias al que conseguía goles importantes.
En los 70 tomaron su relevo 'Cacho' Heredia, 'Ratón' Ayala, 'Panadero' Díaz, Ovejero (parece que el bueno de Iselín era el único que no tenía mote), 'Pescador' Rubén Cano y algunos otros. Junto al míster y ayudantes técnicos, contamos ahora con media selección albiceleste, que imprime carácter a la zamarra rojiblanca. A pesar del espíritu gauchesco, en el último partido de Liga no fue posible la remontada, a la que nos habíamos acostumbrado y esperábamos que llegara a partir del minuto 90. Al gol de penalti del Villarreal se replicó con otro de Lino, pero faltó precisión a la hora del remate para llevarnos la victoria. Quizás en estos partidos, ante equipos bien armados, se evidencian las carencias.
Falta un medio centro del estilo de Ramiro, Alemao o Schuster, que canalice el juego y sepa cuándo debe pasar en corto o en largo, cuándo acelerar o ralentizar el ritmo. Que se erija en director de orquesta. Sobran imprecisiones y el equipo se descoloca con demasiada frecuencia. Con un par de fichajes de calidad (imprescindible ese medio centro) el equipo puede dar el salto necesario para competir en igualdad de condiciones con todos los grandes del fútbol mundial.
Y en el partido de la Liga de Campeones del miércoles, gran victoria ante el Salzburgo. Triunfo importante, ya que da la clasificación automática para la siguiente fase, entre los ocho mejores de Europa. El Atleti desplegó un juego por momentos de mucho toque y precisión, con un golazo final inesperado del equipo local, y doblete de Griezmann, con tantos también de Llorente y Giuliano (este sí, argentino). Que vivan el tango y la samba (pronunciada así, pero escrita con zeta), el asado y el mate, Borges y Sabato. Jorge Cafrune, y sobre todo, Carlos Gardel. «Mi Buenos Aires querido, quiero que sepas que al evocarte se van las penas del corazón».
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