atlético de madrid
Marginado, sin dorsal y sin ofertas: el laberinto de Joao Félix
El fichaje más caro en la historia del Atlético, en una encrucijada que sólo tiene salida fuera del club
Una década a coste cero
No quería volver. Es un hecho. Desde que a primeros de enero Joao Félix pusiera rumbo al Chelsea como cedido empacó las maletas con la firme intención de no regresar, al menos mientras que Diego Pablo Simeone siguiera al frente del equipo. En esos ... momentos el futuro de ambos era incierto e incluso públicamente Joao reconocía que no sabía qué iba a ser de su vida la siguiente temporada. «Habrá que esperar hasta junio», comentaba.
Por entonces Joao soñaba con deslumbrar en Stamford Bridge y demostrar todo aquello que aquí no le habían dejado (según su sentir). Sin embargo, sus actuaciones y sus números en Londres fueron aún más pobres que en Madrid: 20 partidos (los dos últimos meses como suplente), cuatro goles y cero asistencias con el Chelsea; por también 20 partidos (la mitad como suplente), cinco goles y tres asistencias con el Atlético.
El Chelsea terminó duodécimo y muy lejos de Europa. Pese a ello, el portugués expresaba públicamente su deseo de continuar en Londres. De hecho, los guiños hacia los blues en contraposición con su pasado rojiblanco fueron constantes: «En España no sabían pronunciar mi nombre», «en el Atleti nunca tuve un cántico y en el Chelsea, el primer día», o «me gusta jugar con alegría», enfrentado al Simeone sale «a sufrir».
Pero no hizo falta ni llegar a junio para saber que Joao no continuaría en Stamford Bridge. El 30 de mayo salía a la luz la decisión de Mauricio Pochettino de no contar con el luso. El erasmus en Londres, donde Lampard también criticó la «ética de trabajo» del portugués, se sellaba con un suspenso.
En ese punto comenzó una carrera contrarreloj para Jorge Mendes. El mensaje de Joao fue categórico: «Búscame equipo». Y el del Atlético iba en la misma línea. El objetivo, encontrarlo antes del 10 de julio, para evitar a todos pasar por una penitencia. Pero esa fecha ha llegado acompañada de sus consecuencias. El luso se ha quedado fuera de los primeros partidillos organizados por Simeone en los Ángeles de San Rafael, al igual que Lodi (otro penitente). En el mismo día de su retorno, sobre el mismo césped, se le vio mantener una charla con Andrea Berta en la que Joao, por su forma de gesticular, parecía cuanto menos disconforme.
Roce con Andrea Berta
Aunque tanto el entorno del portugués como el club niegan que se produjera una bronca, el director deportivo perfectamente podría estar transmitiéndole su realidad a día de hoy: no hay ofertas por ti. Innegablemente devaluado en la última temporada, y con el Atlético decidido a no malvenderlo (costó 127 millones hace cuatro años), todos los caminos apuntaban a una cesión.
A Joao le seducía seguir en la Premier, aunque su primer requisito ha sido encontrar un equipo Champions. Sonó el Manchester United, el Newcastle o el Aston Villa. Pero nadie llamó a la puerta del Metropolitano con honestas intenciones.
Ahora los cantos de sirena llegan desde el equipo que le catapultó a la élite, el Benfica. Sería como cedido, claro, y el club lisboeta juega Champions. En Portugal publican que se han iniciado conversaciones para su regreso y su compatriota Joao Mario proclamó este mismo martes que «será siempre bienvenido». Para analizar este escenario, los que rodean a Joao se agarran al axioma de que a veces hay que dar un paso atrás para después dar dos hacia delante.
Lo que nadie duda es que Joao no se quedará en el Atlético. La semana pasada el club anunció que el número 7 volverá a su antiguo dueño, Antoine Griezmann, dejando al luso huérfano de dorsal y de sitio. Razones de marketing, aducen. Y resulta paradójico cómo precisamente el marketing también abandona a «la apuesta más grande (y más cara) que ha hecho el club en toda su historia», en palabras de Gil Marín. Un futbolista que un día fue presentado mediante un vídeo en el mismísimo Museo del Prado.