Goleada con las rayas torcidas

Partió el Atlético con un susto (aparte del provocado por la camiseta), un penalti de Savic que fue sin mirar a barrer dentro del área y se comió un centro con la mano, pero lo corrigió el recién renovado Oblak con una parada formidable y esperanzadora. El Atlético necesita al mejor Oblak y esa versión no la encontró la temporada pasada. Y enseguida otro sobresalto, esta vez positivo para sus intereses, un zurdazo para el 0-1 del también recién renovado Lemar a pase de Correa, un asistente patológico.

Como el Atlético no escoge dificultad en su debut de pretemporada y el Numancia no es un rival espinoso, el partido en su sentido convencional, la incertidumbre del marcador y todo eso, terminó ahí. Con mucha comodidad, también superioridad, los madrileños fueron agrandando su marcador. Y sin necesidad de romperse la cabeza con el juego. Le bastó el balón parado y unas facilidades del rival que le costará encontrarse en la vida real: así marcaron Correa y Kondogbia (aunque el tiro fue de De Paul, el balón rebotó en el francés), tras sendos saques de esquina.

Y así amplió la cuenta Cunha tras el descanso, cuando el Atlético cambió por completo su alineación (y le siguió saliendo intimidante y mejor que la nueva del adversario) y también el dibujo (ahora sí con defensa de cuatro). Lo chocante de la segunda versión colchonera fue la posición de Witsel, de central y no de centrocampista, dejando una evidencia de la planificación: ahora mismo en el equipo hay más centrocampistas que defensas, la línea favorita de Simeone. Sobró la segunda parte.

El Atlético arrancó oficialmente su pretemporada, pero en realidad siguió de entrenamientos. El 0-4 no sirvió para deducir nada. Más chiste que asunto serio demostró ser el ensayo que cuando se lesionó Hermoso (70'), Simeone le suplió con el portero Gomis (con la camiseta de Felipe) como jugador de campo (de extremo, y Saúl se puso de central). Y ni se notó.