Atlético
Esas rayas no se tuercen
Con el aire que quieras, pero siempre el mismo viento: vertical y en rojiblanco
José Antonio Martín Otín, Petón
Mira que hay camisetas blanquiazules en Inglaterra, las anchas del Blackburn, las más estrechas del Sheffield Wednesday, pero Juanito Elorduy había dejado todo para el final al hispanísimo modo y empezaba a sospechar que quizá no hubiera lo que buscaba en el almacén del puerto ... de Southampton. Le habían encargado cincuenta camisetas con sus colores azul y blanco para los dos equipos del Athletic, el de Bilbao y el de Madrid, y lo mismo que Colón, que llegó a América buscando las Indias, divisó Elorduy la Historia; en rojo y blanco porque no había más que camisetas de ese color en la ciudad donde iba a coger el barco de vuelta esa misma mañana. Una preciosa procrastinación. Desde esa fecha el Atleti de Madrid envolvió su corazón en rayas verticales de color rojiblanco. Se la puso Julián Ruete y se la puso Javier Barroso. Todo el equipo de Los Caballeros, al que la muerte abrazó tan pronto, con Pololo, Monchín Triana, Ortiz de la Torre, Vicente Palacios, Olaso y Gomar, el sportman perfecto, mediocampista goleador, campeón de hockey y estrella en Wimbledon junto a otro tenista colchonero, Manuel Alonso. De esa camiseta se enamoró Arniches, Marcial Lalanda (El Juli, Caballero, López Simón, José Tomás…), el aviador Paco Vives y Rafael Rodríguez Rapún que llevaba al Metropolitano a Federico. Lorca le devolvió el descubrimiento de ese amor rojiblanco con Los Sonetos del Amor Oscuro, a ver quién lo mejora. Garci ganó un Oscar con la camiseta en primer plano. Y Almudena, Madrid.
Sabina, Dani Martin y Leiva. Miguel San Román se la puso a Muhammad Alí. Y no se la quita jamás el tercer anfiteatro.
Adelardo, Gárate y todos los muchachos. Las chicas de Lola y María, equipo femenino del Atlético de Madrid. Luis Aragonés, Ufarte, Jesús Paredes… y Fernando Torres encerrándola en una bufanda para mostrarle al mundo que el Atleti conducía el autobús de los Campeones.
Con el aire que quieras, pero siempre el mismo viento: vertical y en rojiblanco. Esa camiseta es el alma del Atleti. No se tuerce.
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