Rossi, objetivo Agostini
El secreto es no perder la ambición de la juventud. El día que se conforme con ser segundo estará acabado. A los treinta años, Valentino espera celebrar en Malasia su novena corona mundial, la séptima en MotoGP. Su reto es alcanzar las ocho de Agostini
Es el ejemplo a seguir para muchos pilotos. El espejo en el que se miran campeones del mundo como Julián Simón. El español manifiesta que el libro que más le ha gustado en los últimos tiempos es la biografía de Rossi. Un relato en el ... que otros deportistas pueden conocer las claves del éxito. Los compañeros de profesión ensalzan «su ambición controlada». Su premisa de ganar cada gran premio por encima de todo. «Sus victorias psicológicas previas a la carrera, con declaraciones al borde de lo admisible». Los jóvenes han comprendido la razón por la que Valentino lucha siempre por vencer y no acepta subirse a un podio que puede asegurarle un título. «Es un campeón y no puede permitirse escuchar que un rival -Lorenzo- se adjudica las carreras y él suma puntos con segundos puestos».
Su estela de triunfador le prohíbe hacer cuentas en la pista. El icono del motociclismo debe salir a conquistar el éxito «porque los millones de aficionados esperan presenciar otro capítulo de su leyenda». El ídolo de este negocio «está obligado a extender su gloria». Lo saben los dirigentes de la gran carpa móvil. «Rossi no puede escuchar decir a un seguidor que hoy sólo has corrido para puntuar. Es lo que más le duele», dicen sus colegas. Lorenzo lo sabe.
Jorge le ha calentado
Por perseguir a Jorge y aumentar su diferencia en la clasificación general ha sufrido caídas que han caldeado el Mundial. Al final ha impuesto su ley. Esa que mezcla alta calidad y experiencia. Mañana, en Malasia, disputará su carrera número 224 con la meta de sumar su triunfo 104. Con el santo y seña de rematar su noveno título universal, el séptimo de MotoGP. Sólo necesita ser cuarto (trece puntos) para ser coronado una vez más como el mejor piloto del planeta. No teman, saldrá a subirse al cajón más alto. El precio de su egoísmo es que no sabe correr si no es para eso. Está condenado al éxito.
La tensión psicológica es otra de las virtudes de Valentino. El emperador necesita enemigos para explotar el talento. Se marca retos para exprimir sus condiciones y no aburguesarse. Mentalmente convirtió a Gibernau en un ser odioso. Es su táctica.
El objetivo actual de su carrera es igualar en 2010 los ocho Mundiales que Agostini logró en la cilindrada reina. Si empata con su compatriota, su siguiente meta será obtener el noveno y erigirse como el número uno histórico. Ya lo es por primeros puestos en carreras de MotoGP (77). Persigue otro imposible: las 123 victorias totales de Giacomo. Le faltan veinte. Un compatriota alimenta su ego.
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