Queralt Castellet: «Tengo la corazonada de que Pekín 2022 va a ser muy especial para mí»

—No deja de acumular buenas noticias, mejor no puede llegar a Pekín…

—La verdad es que estoy muy ilusionada. Cuando me han llamado para decirme que había sido elegida como uno de los abanderados no me lo podía creer. Al haberlo sido ya en Vancouver pensaba que no iba a volver a tocarme, pero estoy muy feliz con desfilar otra vez con la bandera en las manos.

¿Qué significa para usted llevar esa bandera?

—Es un honor haber sido elegida y, como le digo, encima por segunda vez. Será un orgullo poder representar a mi país en los que van a ser mis quintos Juegos Olímpicos y compartirlo, además, con Ander gracias a esta fórmula mixta.

—¿Se ha recluido mucho en los días previos al viaje a China para evitar el coronavirus?

—Es muy difícil de evitar, porque tenemos que convivir con el resto de gente en las estaciones y no nos podemos recluir como quisiéramos. Hay que compartir muchos espacios y situaciones con mucha gente y es complicado. Yo pasé la enfermedad poco antes de Navidad sin síntomas, pero sí que me tuve que confinar y eso que había sido muy cuidadosa. Estos días sí que he tenido un cuidado máximo, porque perderse los Juegos cuando están tan cerca es algo que no quiere nadie.

—¿En qué ha tenido más cuidado en estas semanas?

—Pues por ejemplo, siempre que he ido a alguna prueba he intentado quedarme en un apartamento con cocina, porque así comía en casa y no tenía que estar en un restaurante o en el comedor del hotel.

—Decía que serán sus quintos Juegos. Los primeros los disputó siendo una adolescente, con solo 16 años. ¿Cómo los recuerda?

—Tenía mucha ilusión. Desde pequeña siempre he sido muy soñadora. De niña, cuando conocí el snowboard, lo que quería era competir; y cuando lo logré, quería ganar. Luego empecé a pensar en ir a unos Juegos, y cuando lo conseguí y llegué allí, recuerdo cruzarme con las que eran mis referentes, mis ídolos, y fue un shock para mí. Viví una nueva experiencia, pero también en aquel momento me dije que quería luchar por algo. Luché por ello y lo conseguí, porque solo un par de años después ya estaba a su nivel.

—Habla de ir persiguiendo objetivos, ¿cuál es el suyo en Pekín 2022?

—Mire, fue en aquellos primeros Juegos en los que empecé a marcarme objetivos para los siguientes. De Turín 2006 salí pensando que en Vancouver tenía que estar al nivel de luchar por las medallas y allí me metí en la final. Fue una sorpresa para mucha gente y el principio de una progresión que me situaba ya entre las mejores. No he subido al podio olímpico, pero espero hacerlo finalmente en Pekín.

—Entonces, ¿la medalla es la meta?

—El objetivo sigue siendo la final y una vez allí, como siempre, es el podio. Hay que tener ambición. El primer día siempre hay nervios, pero luego en la final hay que darlo todo.

—¿Qué hace para quitarse esos nervios?

—La verdad que los nervios no se quitan. Están ahí y lo único que puedes es aprender a hacer las bajadas con ellos.

—¿Y hace algo para relajarse?

—Escucho música, pero no por calmarme, sino porque lo he hecho siempre. Me gusta el hip hop o el reggaeton, pero no por las letras, sino por el estado de ánimo que me producen. Estoy acostumbrada a competir con música desde que empecé con este deporte. Es parte de mi vida, de cómo entiendo el snowboard. Cuando compito, solo llevo un auricular, para poder escuchar también al público y tener esas sensaciones. Más allá de eso, no tengo muchas manías, pero sí rutinas.

—¿En qué serán diferentes estos Juegos para Queralt?

—En cada una de las citas olímpicas que ido he vivido unas sensaciones difentes. Cada Juegos han sido únicos y especiales. Ninguno ha tenido que ver con el anterior ni con otra competición. Y estoy segura, tengo la corazonada, de que Pekín va a ser una experiencia muy especial para mí.

—¿Se ha imaginado en ese podio olímpico?

—Sí, es inevitable. Es un deseo que tengo desde hace tiempo y es algo que se repite en mis sueños como ocurre con las cosas que deseas mucho.

—¿Se siente invisible para el gran público durante los cuatro años que pasan entre cada cita olímpica?

—Sí, es una realidad. Creo que los Juegos son lo que más nos acerca a la gente. Los que nos hace menos invisibles. Los deportes de invierno siguen siendo minoritarios y quedamos muy escondidos entre Juegos y Juegos. Lo importante es aprovechar esta oportunidad que tenemos ahora.

—En el horizonte está la candidatura de los Juegos de los Pirineos, en 2030. ¿Hace falta un impulso así?

—Sería muy positivo para nosotros. Haría que mucha más gente conociera nuestro deporte. Recibiríamos más apoyo y eso contribuiría al crecimiento de los deportistas de hielo y nieve.