Márquez, 16 años, enseña los dientes para 2010
Tiene 16 años y un porvenir infinito. Durante dos temporadas ha competido cargando diez kilos extra en su mono, en su moto y hasta en su muñeca, para alcanzar el peso mínimo exigido en la categoría de 125. Los 136 kilos que deben sumar la ... moto y el jinete. Es un límite necesario para que no haya perjuicio en los pilotos de constitución más grande, que cortan el aire sólo con subirse a una máquina que es un suspiro. Marc Márquez es pequeñito pero «matón». El más bajito de la carpa móvil y el más grande a la hora de mostrar agresividad, valentía y arrojo en busca del triunfo. En Malasia consiguió la segunda «pole» de su vida con la KTM. En 2010, con otra montura, el «bebé» de Repsol pretende confirmarse como aspirante al cetro del octavo de litro. Tendrá dos grandes adversarios: Pol Espargaró y Bradley Smith.
Alzamora, su protector
Nacido el 17 de febrero de 1993 en Cervera, este chaval ha sido la joya de la corona. Es el futuro. Le han cuidado con mimo. Y no han tenido que vigilarle mucho. Trabajador, disciplinado, obsesionado con ganar en este negocio, Márquez copia el prototipo de Dani Pedrosa. Su existencia está centrada en la moto. Se prepara para hacer realidad esos sueños que alberga desde que veía ganar a Rossi por televisión. Hoy, viaja al lado de Valentino, de punta a punta, en busca de un crono.
Emilio Alzamora, su jefe, lidera su carrera. El campeón de 125 en 1999 también conmemora los diez años de su éxito. Hoy busca la mejor mecánica y el mejor equipo para su muchacho.
Los rivales ensalzan su destreza para colocar la KTM por cualquier recodo del asfalto. Su decisión para adelantar en intentar copar las primeras posiciones.
Le han enseñado bien. Dentro y fuera de la competición. No tiene envidias. No critica al oponente por cualquier jugarreta más o menos intencionada. A veces se ha visto en el suelo por la acción de algún veterano resabiado. Se calla, se levanta y no se lamenta. La mentalidad positiva aumenta sus virtudes. Posee el carácter de los ganadores. Sólo piensa en mejorar.
Es un diamante que ya no es bruto. Se pule periódicamente. Debe explotar todas sus cualidades el próximo año, curtido ya en buenas lides y con el poso de dos campañas de experiencia. Marc comienza a ver el fruto de tantos años de trabajo.
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