Mireia Belmonte: «Está claro que estos Juegos han sido los de chicas al poder»

Con las dos medallas ha llegado hoy a Madrid la mejor nadadora española de todos los tiempos. Amable y atenta en todo momento de que sus logros no se rallasen , afirmó que desde fuera, las imágenes de aquellos días mágicos que pasó en la Villa Olímpica y en la piscina del centro acuático londinense, «impresionan muchísimo».

Belmonte salió del agua ese primero de agosto eufórica y llamó a sus padres. «Al final tuve que decir a mi madre que colgásemos, de tanto llorar las dos no nos estábamos entendiendo», confesó a ABC entre risas. Reconoce que sus apoyos principales son su familia, sus amigos y dos personas imprescindibles en su entrenamiento. En el psicológico Belmonte cuenta con un especialista al que agradece el gran salto mental que ha experimentado desde hace un año: «Ha conseguido que me exija a mí misma y que no me influyan las presiones externas». En el físico, sin embargo, es Fred Vergnoux, su entrenador y confidente, el que está al pie del cañón, de la piscina o de la pista de atletismo, ya que obliga a la deportista a correr para mantenerse en forma. Con él quedan muchas cosas por pulir a partir de la semana que viene , que será cuando la medallista retome los entrenamientos. «La salida y viraje, o mil cosas técnicas. En los detalles está la diferencia», declaró.

Y la diferencia la sigue queriendo marcar esta joven que confiesa que entre largo y largo canta mentalmente canciones de reggaeton: «A veces son tan monótonos los entrenamientos que es mejor ir pensando o cantando la última canción que has escuchado» . En sus oídos suenan canciones populares, música de alguien de 21 años que este septiembre no se va a presentar a ninguna recuperación. «Empecé a estudiar Empresariales pero lo tuve que dejar por los Juegos Olímpicos. Ahora lo retomaré, tengo que hincar codos para el futuro».

Su futuro más próximo pasa por la próxima semana, cuando la nadadora del Club Natación Sabadell saltará al agua de nuevo con vistas al Mundial de Barcelona del próximo verano. «No me veo favorita, hay gente trabajando mucho, pero sí estoy bien posicionada».

—¿Río de Janeiro 2016?

—Primero tengo que digerir estos Juegos... Pero claro que pienso en ellos. Me encantaría estar allí. Además Río es una ciudad especial porque allí gané dos oros en los mundiales junior.

Esta amante de la moda, coqueta hasta dentro del agua, donde no fallan sus uñas pintadas, lleva el espíritu olímpico en la piel. Concretamente en la muñeca derecha, donde hace cuatro años se tatuó los cinco aros tras regresar de Pekín. La izquierda no sufrirá esta vez: «No me voy a hacer más tatuajes. Me dolió muchísimo así que solo uno».

Alérgica al cloro y asmática. El hoyuelo de la natación española se sonroja con facilidad con los flashes y parece frágil, ella misma lo sabe: «Mentalmente desde hace un año o así soy una persona distinta». Reconoce que a parte de su madre, aquella con la que lloró al otro lado del teléfono tras conseguir la primera medalla, tiene una madre deportiva, Nina Zhivanevskaya , la única nadadora española que hasta Londres había conseguido un metal en una cita olímpica. «Era mi ídolo. Compartí con ella muchas vivencias, hablé mucho antes de Londres y se ha compartado conmigo como una madre».

—¿Cómo es su relación con la Federación Española de Natación?

—Buena, aunque siempre se puede pedir un poco más de ayuda o medios. Espero que me mimen mucho más ahora.

[Lee este miércoles la entrevista completa en ABC]