VUELTA A ESPAÑA

El Angliru elige a Cobo

El cántabro del Geox gana en la mítica cima, se viste de líder y acaricia el triunfo final

El Angliru elige a Cobo REUTERS

J. GÓMEZ PEÑA

El pasado 30 de abril Juanjo Cobo se bajó de la Vuelta a Asturias, una carrera menor. Días después de aquel golpe llamó a Matxin, su director en el Geox, y le dijo «adiós». Ya había decidido ser electricista. Se le cruzaron los cables. Matxin, ... que le ha criado, le recetó calma. Solo han pasado apenas tres meses entre esa frase y su victoria de ayer en el Angliru . «El Infierno» le eligió como líder y, casi seguro, vencedor de esta Vuelta.

Wiggins, Froome, Mollema, Nibali, «Purito» o Igor Antón fueron ayer víctimas de Cobo. El Angliru es el espejo de esta Vuelta . No engaña. Nadie puede esconderse. Hay un cartel que avisa: «Aquí comienza el infierno». Se nota. Igor Antón, que quería reconstruir su pedigrí de escalador, pegó veinte pedaladas violentas. Se fue a siete kilómetros del final y atrapó a Sastre, la avanzadilla del Geox . A Cobo le habían dicho que esperara, que su curva estaba a 3,5 kilómetros de la meta, pero Matxin le soltó cuerda cuando quedaban seis kilómetros, los peores. La tortura. Arriba, velada por la niebla, le esperaba la Vuelta.

En abril rascó fondo, ayer se elevó al techo del ciclismo español: el Angliru. No es la cima más alta; es más que eso: es el mito. Dejó atrás a Antón y se quedó a solas con la montaña. Mientras él iba sentado, los otros se retorcían de puntillas . Les quemaba el Angliru, que se echó encima del dúo del Sky. Froome, el gregario, demostró, como en cada etapa de esta ronda, que es más fuerte que Wiggins. Encapsulado en su casco, el keniano blanco hizo otra vez de porteador. Pero su jefe iba con las alas endurecidas. Se hincó en la «Cueña les Cabres». Redujo sus 1,90 metros de altura a un ovillo que perdía aliento metro a metro . El Angliru detenía su liderato a cada pedalada.

Mientras Wiggins se desfiguraba como si fuera a cascarse, Cobo tricotaba sus pedales. Sin levantarse del sillín, con los puños ahogando las manetas. Viéndole, el Angliru no parecía tanto. Para saber de su dureza había que mirar atrás. Todos muertos. Arriba, de la niebla salió Cobo . Sonrió, se tocó la medalla, hizo el gesto de los «cuernos» con su mano para recordar su otro nombre: «el bisonte». Y cerró el puño, agarrando el maillot rojo de líder y, probablemente, la Vuelta. «No la hemos ganado, pero sí que estamos en un lugar de privilegio», resumió Matxin. Basta mirar los números: en la general, Cobo tiene 20 segundos de margen sobre Froome y 46 sobre Wiggins .

Y ahora, la Vuelta va hacia Cantabria, los pastos del «bisonte».

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