«Siempre me sentí un chico, no diría que estaba en el cuerpo equivocado»

La evolución personal de Chris Mosier es una historia de autodescubrimiento. Nació mujer pero tardó en saberlo. Y no por torpeza o porque se lo ocultasen, sino porque él se ha sentido niño desde el primer día: «Siempre sentí que era un chico y siempre hice cosas que consideraba naturales para mí. Yo no diría que estaba en el cuerpo equivocado . Sí tuve claro que había cierta confusión en torno a mi identidad cuando era muy pequeño. Yo hacía cosas que me gustaban y la gente me decía, “Las niñas pequeñas no hacen eso” , pero no les entendía. En verdad, no tuve el conocimiento de que era transexual hasta después de la Universidad», asegura.

Chris Mosier no tiene recuerdos «en rosa». Desde el primer día vivió como un niño y desde el primer día sus padres le apoyaron. Al igual que detrás de un gran pase hay un gran desmarque, detrás de una personalidad valiente hay una familia orgullosa . En casa respaldaron con la misma fe su voluntad de ser un hombre como la de ser atleta: «Ellos también han sido un apoyo para esto», agradece. «Jugué al baseball y al softball entre los cuatro y los 18 años, también jugué al voleibol y al baloncesto durante la escuela secundaria e hice kárate cuando era más joven. Luego practiqué deportes indoor y recreativos en la Universidad».

Mosier comenzó a correr de forma competitiva en torno a 2010, cuando terminó sus estudios. Empezó a tratarse con testosterona y pudo competir en pruebas masculinas. Esa fue su primera victoria , aunque para ello tenga que facilitar puntualmente sus análisis de sangre: «Cualquiera que tome testosterona necesita obtener el permiso médico a través de la Autorización de Uso Terapéutico . Ese formulario es lo que me permite participar».

El esfuerzo extra de Chris Mosier tuvo recompensa definitiva a comienzos de año, cuando el Comité Olímpico Internacional ( COI ) declaró que admitirá en los Juegos Olímpicos a deportistas transexuales que no estén operados. Fue la última barrera que faltaba por tumbar, pues Mosier ya era uno más del circuito y de la selección americana. Su rendimiento habla por él: quedó entre los mejores de su franja de edad (atletas entre 35 y 39 años) y resolvió el duatlón sprint ( 2,5 km de carrera, 23 de bicicleta y 2,5 de carrera ) en poco más de una hora. «Los que me conocen no están sorprendidos con mis resultados, saben que trabajo durísimo para alcanzar mis metas», celebra. «Realmente creo que el deporte une a las personas: esa ha sido mi experiencia. Mis compañeros de equipo y competidores han sido un apoyo importante. Por parte de la prensa de Estados Unidos también he recibido un gran respaldo, pero ha sido bastante “discreto”».

Habiendo logrado todo esto, el Mundial de hoy es un regalo para él. Encara la cita agradecido y con dos objetivos: «Voy a salir y ver lo que mi cuerpo puede dar» , explica. «He entrenado duro y haré todo lo posible. Pero, más que nada, quiero disfrutar de la experiencia. Estoy muy emocionado. Quiero que los jóvenes y las personas transexuales me vean y aprendan que es posible ser ellos mismos y seguir practicando deporte al más alto nivel».