golf/ PGA Championship

«Cuando se abre la puerta debes entrar hasta el fondo»

El barcelonés, que concursa desde hoy en el PGA Championship, es el único golfista español que ha ganado torneos grandes este año

m. a. b.

13/08/2015
Actualizado a las 09:51h.

A sus 32 años, Pablo Larrazábal dista mucho del jugador impulsivo y temperamental que se hizo profesional hace poco más de una década. En esa época estaba eclipsado por la brillante carrera amateur de su hermano Alejandro , que ganó el «British» ... y participó en el Masters con esa categoría, y no llamaba mucho la atención de los aficionados. De hecho, desde que se hizo profesional en 2004 hasta que logró su tarjeta para el Tour Europeo transcurrieron cuatro duros años. Eso sí, hizo la machada de ganar el Open de Francia de 2008 llegando desde las previas y acabó el curso como «rookie» del año y uno de los personajes más atractivos para las cámaras. Desde entonces vivió distintos altibajos salpicados con nuevos éxitos en Alemania (2011) y Abu Dhabi (2014), hasta la explosión de hace un par de meses, cuando ganó por segunda vez el BMW International de Múnich. Sin embargo, ese buen momento se vio frenado por unas molestias lumbares que le frenaron en seco.

-¿Qué le sucedió exactamente?

-Empecé a sentir dolores en el Open de Escocia y después, en el Británico, ya fueron insufribles. No podía ni agacharme a recoger la bola del agujero. Al regresar a Barcelona me hice unas pruebas médicas y se vio que tenía una fisura en la vértebra L5.

-¿Vio en peligro la temporada?

-Con estas cosas no se puede jugar. La fisioterapia y la rehabilitación son fundamentales, es tontería querer forzar la reaparición. Afortunadamente, todo ha ido bien y ya estoy casi a tope.-Hace un par de años, en este mismo PGA, estaba abatido porque era el segundo por la cola en distancia.

-¿Qué ha cambiado desde entonces?

-Ahora entrenamos más fuera de los torneos y menos en ellos. También me encuentro más fuerte en competición y eso se nota.

-¿Qué ha cambiado en su entorno para llegar al estado de tranquilidad que atesora en estos momentos?

-Mi equipo es muy consistente desde hace un par de años. Ahora también viaja con nosotros una fisio, Xiana, y un preparador físico, Emilio. El principal cambio es que ahora me prepara directamente mi hermano.

-¿Y cómo son ahora sus entrenamientos con él?

-Son muy parecidos a los de antes, pero con su supervisión diaria. Como él está todos los días conmigo al final eso da mucha calidad al entrenamiento. Siempre me había entrenado bien técnicamente y lo que sí noto ahora es que también dedicamos mucho tiempo a crear golpes nuevos, a tener la sensación de tiros de golf que no sean repetitivos. Es bonito jugar más con los vuelos de la bola y dibujar un poquito más las trayectorias. Eso me ha llevado a no pensar tanto en la técnica y a centrarme en jugar al golf.

-Con su cuarto triunfo europeo ha vuelto a la elite mundial. ¿Cómo ha cambiado su vida?

-Lógicamente, la temporada me ha dado un vuelco. Con ese triunfo gané los puntos suficientes para volver a estar entre los 75 primeros del mundo y eso me permite jugar el PGA Championship y los mundiales Bridgestone y HSBC. Hay muchas puertas que se me han abierto y hay que aprovechar para entrar hasta el fondo.-Otra situación nueva para usted es la lucha por la clasificación olímpica. A un año vista de la cita de Río de Janeiro y con Sergio García fijo en el equipo, ahora acecha a Miguel Ángel Jiménez por la segunda plaza disponible. Entre ustedes dista una veintena de puestos del ranking...

-¿Eso le motiva más?

-Sinceramente, de momento no me quita el sueño. A mí me haría muchísima ilusión ser olímpico y defender a España en Brasil, pero ahora el cuerpo solo me pide pensar en lo inmediato, que es el PGA de Whistling Straits. Para afrontar las citas importantes y sobre todo los «majors» hay que estar fresco. Afortunadamente, he llegado a tiempo. Obsesionarme con el futuro sería un error. Ya me quitará el sueño cuando se acerque más el momento...