Kittel repite en París en la fiesta de Nibali

El Tour hace ligeras variaciones en la etapa de París: incluye pequeños cambios en le recorrido, retrasa el horario para celebrar el podio de noche, incluye una espectácular cámara en paralelo al sprint en la meta y algún año quizás vuelva a colocar una contrarreloj como en la que LeMond le quitó aquel Tour a Fignon. Pero cuesta cambiar el guión de los Campos Eliseos.

Lo más novedoso de la etapa fue que Jean-Christophe Péraud se cayó a poco de llegar a París. Él solo, sin que nadie le molestara, se dio un buen golpe contra el asfalto de la capital francesa y llevó el pánico a su equipo y a la afición. Un francés es segundo del Tour después de 17 años y pudo haberlo perdido por una caída tonta en la última jornada, la del paseo triunfal. [Así hemos contado la última etapa del Tour de Francia en directo ]

El Ag2r de Péraud arregló el desaguisado con rapidez y se reintegró al pelotón. Fueron kilómetros de escenas insólitas en París, como la de Ji Cheng doblado por el pelotón a menos de dos vueltas para el final. O como Richie Porte, primero escudero de Froome, luego jefe de filas del equipo Sky y después alma errante sobre el Tour, luchando solo contra el gran grupo para buscar la etapa. Improbable ver a un ciclista que buscó la general intentando el triunfo en París. Tan improbable como su misma victoria, abortada por el hambriento pelotón.

Neutralizado Porte, lo intentó Simon Clarke con la misma suerte. Giant-Shimano, para Kittel, y Omega Pharma-Quickstep, para Renshaw, manejaron la llegada y colocaron en buena posición a sus dos ciclistas. Sin embargo, en vez de Renshaw, antiguo lanzador de Cavendish –expulsado en 2010 del Tour por pegar un cabezazo a un rival–, emergió Alexander Kristoff, que superó a Kittel en el inicio del sprint.

En la cámara paralela a la «volata» se apreció perfectamente la fuerza de Kittel y Kristoff, los dos velocistas de este Tour. El alemán fue remontando poco a poco para superar al noruego a unos cincuenta metros y conseguir su cuarta victoria de etapa, las mismas que Nibali. Así se redondeaba la fiesta final del Tour: Nibali, Kittel y el ciclismo francés, renacido con dos plazas de podio. La Torre Eiffel parecía un par de metros más alta este año.