Nairo Quintana reina entre la nieve, el caos y la leyenda

En el ciclismo moderno no parecía posible que el Giro fuera a revisitar la mitificada etapa del Gavia de 1988 , recordada por la nieve que cayó sobre la cumbre (a más de 2.600 metros de altitud) y que martirizó al pelotón. No hubo recreación fiel: no hubo ciclistas parándose en el descenso para tirarse café sobre las piernas, no hubo corredores metiéndose en las caravanas pegando carreras a pie para calentarse. [ Clasificación general del Giro de Italia ]

Pero los tiempos no permiten más fidelidad a la leyenda que la vivida hoy. Dario Cataldo coronó el Stelvio (2.758 metros de altitud) en cabeza entre dos muros de nieve, mientras muchos copos más le caían encima. Tenía más de un minuto de ventaja sobre un pelotón que no contenía ni a 30 ciclistas porque, lejos de subir lento por precaución, el ritmo fue duro. Gavia y Stelvio se subieron y bajaron bajo cero.

Fue un retorno al ciclismo de antaño. La señal de televisión sobre el Gavia era confusa y, cuando volvió, casi descendido ya el puerto, apareció Cadel Evans con un par de compañeros, casi como un fantasma; nadie sabía si iba por delante, por detrás o si estaba en otra carrera.

Y sin embargo la mayor confusión llegó de la mano de la modernidad. La cuenta oficial del Giro difundió que la bajada del Stelvio sería neutralizada por su peligrosidad. Pero Cataldo empezó el descenso y ni se lo tomó con pausa ni había nada que indicase uan neutralización. Igual que Cataldo, el Movistar Team de Quintana atacó bajando y para cuando llegaron al valle entre Stelvio y Val Martello ya estaba dos minutos por delante de Urán.

Davide Bramati, director del Omega Pharma de Urán, entró en directo en la RAI quejándose de que «radiocorsa» les había informado de la neutralización. En Astana también emitieron la misma queja. Unos minutos después de que empezase el descenso, la cuenta de Twitter del Giro borró el mensaje en el que avisaban de la neutralización.

El Twitter del Giro informó de una neutralización y luego borró el mensajeEl caso es que la radio de la carrera, el único vehículo de comunicación al que deben hacer caso los directores, no habló de neutralización, sino de motos que señalarían el peligro en la bajada. El resultado es que Nairo Quintana se quedó con dos minutos de ventaja y con un gran Gorka Izagirre para asaltar el rosa. Como en otras tantas etapas de leyenda, las diferencias se hicieron bajando antes que subiendo.

Cuando empezó la subida a Val Martello, Quintana cogió el toro por los cuernos y empezó a tirar él solo del grupo de cabeza, con Pierre Rolland y Ryder Hesjedal a rueda(el esforzado Cataldo pagó el esfuerzo del Stelvio). Por detrás, Urán solo empezó a tirar a seis kilómetros de meta, cuando la ventaja de Nairo ya le colocaba como maglia rosa virtual.

Quintana retorcía a Hesjedal y Rolland. El primero, ganador del Giro 2012, aguantó más. Aguantaba durante unos metros, se descolgaba un poco más tarde y luego volvía a coger la rueda de Nairo. Pero en las rampas finales, lo más duro del irregular Val Martello, no pudo más. Quintana se fue solo a por una victoria memorable y merecida. Tan grande fue la victoria que ni la celebró: cruzó la meta el primero y bajó la cabeza exhausto.

Detrás de él fue entrando un rosario de ciclistas, abandonados a sus fuerzas. Urán llegó a 4:11 con Quintana (perdió más de dos minutos en la última subida). Evans, a 4:48. La ventaja del nuevo líder con su compatriota Urán es de 1:41, y por detrás nadie está más cerca de tres minutos. Llegó mal a la carrera, se cayó, se resfrió y tardó en atacar, pero Nairo Quintana ya es el patrón del Giro de Italia y nadie podía imaginar una forma mejor de conseguirlo.