La nieve y dos colosos para decidir la carrera

Johan van der Velde coronó en cabeza el Gavia vestido sin más abrigo que la maglia de líder de la clasificación de la regularidad. A meta, apenas a 30 kilómetros de la cima, llegó con 43 minutos perdidos. Estaba tan congelado que dedicó buena parte del tiempo a intentar calentarse entre los coches y caravanas del público. El descenso de Van der Velde –nunca volvió a aparecer entre los primeros de una carrera importante tras aquello; se retiró al año siguiente– es uno de los iconos de aquella legendaria jornada en el Gavia, en la que el americano Andy Hampsten (ganador final) se convirtió en el primer estadounidense en vestirse de rosa en el Giro.

Entonces fueron 120 kilómetros. Hoy también son pocos, 139, hasta Val Martello, y hoy también habrá nieve. El mito de aquel paso por el Gavia es irrepetible: los ciclistas de hoy se negarían a pasar un puerto en semejantes condiciones, y nadie se lo puede echar en cara. Este año se venía rumiando la suspensión de la etapa porque tanto el Gavia como el Stelvio, los dos puertos de paso del día, llevan semanas nevados.

El tiempo ha dado tregua y el Giro ha decidido dar luz verde , aunque no es descartable que el pelotón decida por su propia voluntad subir ambos puestos pero sin arriesgar ni atacar. Tanto el Gavia como el Stelvio son dos mitos del Giro de Italia y del ciclismo, dos puertos que condicionan una carrera solo con estar en la ruta. Y hoy hay mucho que condicionar.

Urán tiene 2:40 de ventaja con Quintana, el gran favorito antes del GiroRigoberto Urán afronta con la maglia rosa la semana decisiva de lo que sería la primera victoria de su carrera en una grande. Tiene 1:03 con Evans, 1:50 con Majka, 2:24 con Aru y 2:40 con Nairo Quintana. Pese a ser el quinto clasificado de la general, es a este último al que mira todo el mundo.

Quintana se ha encontrado mal durante todo el Giro, pero en las dos últimas etapas ha empezado a limarle tiempo a Urán. «Si Urán sólo pierde veinte segundos cada día está claro que no hay espacio para que pierda toda su ventaja, pero estamos viendo que aquí cada día hay uno que se deja más tiempo», dijo ayer el colombiano, que hoy tiene que atacar si quiere ganar el Giro.

Muy probablemente no lo hará en el Gavia, primer puerto de la jornada, ni tampoco en el Stelvio, el segundo. Pero el desgaste que dejan estos dos colosos de los Alpes se notará en la última subida a Val Martello. Y solo ver a ciclistas pasar por el Gavia entre dos paredes de nieve es una llamada a la épica, como en aquella jornada terrible de 1988.