Las vaquillas de San Fermín: volteretas para todos, caídas y bajadas de pantalones

Cada mañana, nada más finalizar el encierro, nada más entrar los toros que se lidiarán por la tarde en toriles, el ruedo se colma de mozos para el espectáculo de las vacas: unos ríen y para otros se acaba la feria tras durísimos revolcones. La enfermería nunca cierra: hoy han tenido que atender a ocho personas y dos de ellas han sido trasladadas al hospital

Los toros de Jandilla ofrecen una carrera trepidante y peligrosa

Caída de un mozo en la cara de la segunda vaquilla ABC

A las seis de la mañana se abren las puertas de la Monumental de Pamplona para ver la llegada de los toros que han corrido desde Santo Domingo y que serán lidiados por la tarde por los toreros. Los verdaderos y únicos toreros. ... Tocaba hoy el turno del hierro de la estrella de las seis puntas, de la divisa de Jandilla, que ha protagonizado una trepidante carrera y a ver quién era el guapo que cogía toro. Si muchos pies tuvieron los ejemplares del ganadero Borja Domecq, como un rayo salieron las vaquillas en la suelta que tiene lugar nada más finalizar el encierro y que es otro de los grandes motivos por el que los tendidos se llenan a rebosar cada mañana.

Qué afición hay en esta tierra a la fiesta popular. Alucinante. Y un espectáculo es cada día el hormiguero de jóvenes y no tan jóvenes que buscan hacer un recorte, pasar por delante o correr como un obús cuando la res aún se encuentra en la otra punta de la plaza y piensan que les persigue. El miedo es libre... Y la vergüenza, también.

El público se harta de reír cada vez que hay una caída sin vaca, cada vez que el susto se apodera de los participantes cuando sale Jalisco, el buen manso que sale para devolver la brava a corrales. «¡Jaaalisco!». No hay nadie en el tendido que no conozca el nombre de este cabestro, que trata de esquivar a los 'actuantes'.

Un hormiguero es el redondel. ¿De dónde sale tanta gente? Hay gente 'pa to'. Desde los que se lo toman como un reto, desde aquellos a los que el corazón se le acelera cuando sienten el aliento, a esos para los que truena el grito de «¡tooonto!». Raro es el día que alguien no respeta las normas -no tocar ni colear al animal- y es sacado a la fuerza por los participantes que se toman muy en serio esta popularísima tradición. Los mozos lo sacan al callejón y allí se ponen en manos de la Policía Foral.

El saludo de decenas de mozos haciéndole un pasillo a la vaca es habitual. Pero alguno se olvida de que lo que sale por allí es un animal bravo. Y la vaca se lo recuerda. Como la segunda de este 11 de julio, con muchísimos pies, arrollando y buscando incluso cuando se caía atacar al que tuviese delante. Docenas de volteretas ha repartido: a unos los ha levantado por los aires; otros han rodado como croquetas rebozadas en la arena; algunos han perdido hasta los pantalones. Hasta los tobillos se los bajan algunas vacas mientras el que lo sufre se apresura en subírselos entre el corrillo de los demás. Hay una especie en esta feria que piensa, como bien dicen por megafonía -¡cómo animan cada mañana!-, que se creen que están en una playa sólo porque ven arena. Son los sin camiseta, los que lucen pectorales con más facilidad que hacen un quiebro: no hacen ni uno.

Muchos se lo toman a broma, pero siempre que hay ganado bravo delante hay que tomárselo muy en serio. Hay caídas durísimas y chavales que quedan groguis entre el susto del personal. Cruz Roja está pendiente de todos y el equipo médico del doctor Hidalgo se encuentra presto en la enfermería para cualquier urgencia. Esta semana ha habido severos traumatismos, con traslados al hospital navarro. Solamente hoy, han sido ocho los atendidos, con dos que han viajado hasta el hospital.

Las vacas reparten volteretas para todos. Calentitos se marchan a casa los que regresan a pie. Y mañana volverán. Porque todo lo relacionado con el ganado bravo atrapa en la fiesta más universal, en la que el corazón late en torno al toro. A las seis y media hará el paseíllo la máxima figura, Roca Rey -el gran ídolo de Pamplona- junto a dos toreros llamados de arte, Juan Ortega y Pablo Aguado. Los toros, de Jandilla, que todo el mundo sabe en Pamplona qué ganadería toca cada día. Sus nombres: Espía, Gorrero, Vinaza, Histórico, Viperino y Sibarita. Y de nuevo se colgará el cartel de 'No hay billetes'. En torno al toro, el capitán general de San Fermín.

Artículo solo para suscriptores
Tu suscripción al mejor periodismo
Anual
Un año por 15€
110€ 15€ Después de 1 año, 110€/año
Mensual
5 meses por 1€/mes
10'99€ 1€ Después de 5 meses, 10,99€/mes

Renovación a precio de tarifa vigente | Cancela cuando quieras

Ver comentarios