El matador Sergio Serrano pone su Oreja de Oro en Wallapop tras su ausencia en San Isidro: «Va a costar menos que a mí en la plaza, pero va a valer para lo mismo, para nada»

De poco le ha servido a Serrano, ausente de los carteles de Madrid desde aquel 5J. Porque los trofeos ya no valen lo que otrora. «Con cosas así, están quitando grandeza al toreo. Esta profesión siempre ha sido dura y difícil, pero el esfuerzo tenía su recompensa. Antes la meritocracia existía y ahora estamos quitando las bases naturales del toreo. Y cuando quitas su naturaleza, lo destruyes. Vivimos una época muy fugaz en la que los esfuerzos se recuerdan media hora», reflexiona Sergio Serrano, que pone en valor un trofeo más que centenario: «La Oreja de Oro tiene un valor incalculable por su historia, por otorgarlo la Asociación de la Prensa, a la que tengo el máximo respeto. Es un trofeo que por sí solo habla y creo que soy el único torero que después de ganarlo no ha vuelto a Madrid».

Noticia Relacionada

San Isidro 2024: el toreo se pone de moda en «el Madrid de todos y para todos»

Rosario Pérez

Isabel Díaz Ayuso pone el broche con un ovacionado discurso que fue un canto a la libertad: «No conozco un lugar donde la prosperidad ni la libertad hayan abierto camino tras cerrarse una plaza de toros. Todo lo contrario: le ha seguido la sequía, el control político, el adoctrinamiento»

—¿Ha llegado a tener conversaciones con la empresa estos dos años?

—Nada. El año pasado, en enero, me planté tres veces en Las Ventas, pero no me recibieron. También lo he intentado por teléfono y vía Whatsapp, pero no me respondieron. También, por mediación de amigos, han hablado para que pudiera estar, pero nada... La Oreja de Oro no me ha servido ni para que me reciban y tener una conversación. Lo dicho: me costó mucho en la plaza pero no me ha valido para nada.

—Y ahora la ha puesto en Wallapop.

—No he buscado ningún tipo de polémica, y me ha sorprendido la repercusión que ha tenido. Me han llamado varias televisiones. Fíjese cómo es la sociedad actual: tiene más repercusión esto que un triunfo. No estamos siendo justos con el toreo y debemos replantearnos muchas cosas: se pone más el foco en lo que pasa fuera que en lo que sucede dentro. Pero ya se sabe: el toreo es fiel reflejo de la realidad, y estamos más pendientes de lo fugaz, de las redes...

Tanto ha sido el impacto de su caso, a raíz de que el periodista Carmelo López subiera en su perfil de X una foto de la Oreja de Oro en la citada plataforma de compra y venta, que Sergio Serrano se plantea hacer una subasta benéfica del galardón para recaudar fondos «para alguna institución benéfica de Albacete, con Asprona o Cotolengo». En su mente, siempre el maestro Dámaso presente. «Ya que a mí el trofeo no me ha servido para nada, al menos que pueda ayudar a otras personas», dice con generosa voz.

A pesar de su decepción con los despachos, Sergio Serrano no se aferra a la pena. Ni quiere darla. «Soy un hombre feliz. El toreo es mi vocación, el arte por el que estoy dispuesto a salir a una plaza a morir, pero no se me caen los anillos por trabajar en otras cosas». Y la misma vida que no le ha sonreído con la justicia taurina le ha puesto por delante un trabajo de docente que le colma de ilusión. Eso sí, no tira la toalla en los ruedos: «Mi vida es el toro. Y al toro deberíamos tenerle todos más respeto, el máximo respeto. Porque sin él nadie sería nada, ni los toreros ni tampoco los empresarios. El toro es el más honrado».

Consciente de que algunos le recuerdan que pinchó a aquel victorino, comenta: «Llevan razón, pero la historia está llena de faenas que se han pinchado. La gente se emocionó y gané el premio de la Corrida de la Prensa. Antes por un premio así se rifaban a un torero; ahora no sirve de nada. Y cuesta mucho ganarlo en Madrid con una corrida de Victorino». Y sigue: «El hueco natural hubiese sido el pasado año con la de Victorino, pero se quedó en mano a mano de Emilio de Justo y Paco Ureña. En la Asociación el Toro, Rafael García Garrido dijo que se me incluiría en Madrid 'cuando acate'. No sé qué tiene que pasar para que acate. Este año tampoco ha sido».

Cuenta que la gota que colmó el vaso para decidir poner a la 'venta' el trofeo fue «cuando escuché en la gala de San Isidro decir al empresario (Simón Casas) que no faltaba ningún torero». «Yo falto desde que gané la Oreja de Oro», subraya.

Pese a la tristeza de la ausencia de la plaza en la que se ha ganado estar, sigue adelante y no tira la toalla. Porque Madrid, ya una tarde, dio un giro a su carrera: «Gracias a Paco Ureña entré en la corrida de Saltillo y mi vida cambió cuando ya tenía las maletas hechas. Tengo el respeto de la afición, que para mí es muy importante. Y por mi educación, por mi sentir torero por encima de todas las cosas, tengo un respeto total al toro, por el que soy capaz de ir a la plaza a morir». La Monumental sigue ahí y la moneda puede cambiar a la hora del poeta.