Un titán llamado Roca Rey: tras ser operado de una cornada de 18 centímetros, salió al ruedo y se le saltaron los puntos mientras toreaba

El doctor Carabot, cirujano del coso portuense, no daba crédito. Por lo civil o por lo criminal, Roca quería marcharse de la Plaza Real con el deber cumplido al completo. Y así lo hizo, con el drenaje puesto, los puntos recién cosidos y una venda compresiva. Tanto que tras pasaportar al sexto tuvo que regresar a la enfermería, donde vieron cómo «algunos puntos habían saltado y salía líquido de la malla» tras el titánico esfuerzo. «Es un fuera de serie, está loco», dicen en su entorno. Una bendita locura que le hace ser el número 1 del momento y arrastrar a las masas. Y a la juventud, la misma que lo rodeó en su regreso al hule.

Roca Rey pasó la noche dolorido, con las molestias lógicas, aunque su dolor mayor desde el hospital de Sevilla donde permanece ingresado era no haber cruzado la península para cumplir con su cita en Pontevedra. Imposible, claro está. Esta mañana lo visitó el doctor Mulet, cirujano de la Maestranza, quien vio que apenas tenía la zona inflamada, lo que es una buena noticia. Lógicamente, no puede ni apoyar el pie, pues se trata de "una zona muy delicada", pero está previsto que mañana le retiren el drenaje y que continúe la recuperación, con antibióticos, en su domicilio.

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Si por el peruano fuera, y si le dejan los doctores, abandonaría hoy mismo la clínica, pero le han recomendado permanecer en observación hasta mañana. «No le gusta lamerse las heridas», cuentan los suyos. Si su manera de caer es por su infinita entrega, su forma de levantarse traspasa todos los límites. Lo hizo en Santander. Lo hizo en Huelva. Y lo hizo en El Puerto.

«Le están tocando marrajos, un torero con otra mentalidad se los quitaría de en medio, pero Andrés se pone a torearlos con verdad», dice su apoderado, que prefiere no poner fecha de regreso. «Con él nunca se sabe; si por él fuera, hoy mismo». No es que sea de otra pasta, sino de otro hierro. Porque nadie olvida la caída. Y ahí está la foto de su jefe de comunicación, Joserra Lozano. El cuello doblado, en una imagen que a muchos recordó a la tremenda de Emilio de Justo en Las Ventas. Por fortuna sin consecuencias que lamentar. Un milagro tras otro del torero de acero. Pero cuya sangre también es umbraliana, mortal y ros(j)a.