Borja Collado y Manuel Perera, oreja sin pase a la final

A chiqueros se fue Collado a recibir al quinto, con más presencia que el resto, al que recibió con faroles y con mucho gusto a una mano. Demostró que está muy placeado y que tiene sitio en una labor inteligente por ambos pitones. Se llevó dos volteretas y cortó una oreja después de tirarse a matar y cobrar una buena estocada.

Manuel Perera saludó de rodillas con el capote y mucho arrojo al sexto que brindó a Emilio Muñoz antes de comenzar por bernadinas y firmar una actuación sólida y con entrega que remató de una estocada que le valío el trofeo.

Abrió plaza Miguel Andrades , bullidor de rodillas en el recibo y después en banderillas con mucha disposición aunque no siempre acertó en la colocación. Demostró muchas ganas en la muleta con un toreo personal pero con la espada se atascó ya que se quedó en la cara tras tirarse a matar.

Antonio Muñoz, pupilo de Manili, pechó con un novillo bronco con el que lo intentó desde el principio. Sonó la música pero hubo muletazos de buen trazo y otros enganchados. La espada cayó en mal sitio aunque tuvo rápido efecto y dio la vuelta tras la petición no atendida que tuvo su posterior bronca al palco.

Corruco de Algeciras , vistoso en el quite y por chicuelinas tras recibir a portagayola al tercero, compartió banderillas con su tío y puso un tercer par la quiebro citando de rodillas. Brindó al jabonero que acudió a la muleta aunque se fue quedando cada vez más corto. Tardó en caer y fue silenciado.

Darío Cañas , de la Escuela de Amate, recibió con dos largas cambiadas de rodillas en el tercio al cuarto con el que fue de menos a más tras brindar al público. Se gustó con la izquierda toreando largo y con naturalidad, templando la embestida con mucha intención de hacer las cosas bien y con pases mirando al tendido. Falló con la espada en el primer encuentro y saludó la ovación

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