La Taurina de ABC

La enfermedad del mosquito, la otra pandemia que amenaza al toro de lidia

La enfermedad hemorrágica epizoótica (EHE) ha afectado especialmente al toro bravo, que, entre otros signos, da muestra de debilidad en su lidia

Borja Jiménez: «He salido adelante gracias a los aficionados, ahora no puedo fallarles»

Un toro de El Pilar se echó al comienzo de la faena de Pablo Aguado Juan Flores

Hay una pandemia silenciosa que amenaza con esquilmar la cabaña brava. Una enfermedad de la que muy pocos han oído hablar y que pone contra las cuerdas a los ganaderos de toros de lidia. Ninguno sabe qué pasará la próxima temporada por culpa ... de la enfermedad hemorrágica epizoótica (EHE), que es el nombre científico de la conocida como 'enfermedad del mosquito'. Este insecto es vector de transmisión de un virus que provoca, en ciervos y ganado vacuno, fiebres prolongadas, anorexia, estomatitis ulcerosa, cojera y problemas respiratorios. Una enfermedad de rápido diagnóstico en las dehesas: los animales empiezan a perder peso y se tambalean con expresión moribunda.

Se desconoce qué secuelas dejará este brote en el toro de lidia, un animal que históricamente se había librado de la cornada de un virus procedente del norte de África que no debutó sobre ruedo español hasta noviembre del año pasado. La travesía de este vector recuerda a la que en mitad del siglo XVIII hicieran aquellos toros africanos importados por el jerezano Marcos Núñez Temblador para conformar un encaste señero. En Tarifa, como los toros de Núñez, fue el primer desembarco de este mosquito que ya está asentado por todo el mapa nacional. Los expertos creen que el cambio climático y su consiguiente subida de las temperaturas han podido motivar esta peligrosa migración.

La enfermedad del mosquito se desarrolla por la infección de un virus a través de su picadura. Ni es contagiosa ni afecta a los seres humanos. Por ese motivo no existen restricciones fijas al movimiento de ganado ni al consumo de sus productos (carne, leche o uso de pieles). Sus características morfológicas son similares a las de la lengua azul, aunque por el momento no existen vacunas y el único modo de luchar contra ella es de manera vectorial: atacando al mosquito a través de la fumigación y del uso de repelentes en los animales, medios de transporte y en las instalaciones ganaderas. Una lucha que es más 'sencilla' en ganaderías intensivas. Es decir, ganaderías de manso. En una ganadería brava, con los animales pastando a campo abierto, se antoja imposible atajarla. Además, esta enfermedad tiene especial afectación en animales mayores de veinticuatro meses. Por lo tanto, novillos, toros y vacas de vientre están en el punto de mira.

El tramo final del verano ha estado especialmente condicionado por esta enfermedad, que aunque partiera inicialmente de Andalucía tiene actualmente más casos registrados en la zona Centro, especialmente en el entorno de Castilla y León y en el campo charro. La última Feria de San Miguel de Sevilla fue paradigmática: toros de tres ganaderías diferentes (Matilla, Victoriano del Río y Garcigrande) que llegaron muy desfondados a los últimos tercios, pese a que dos de ellas se caracterizan por su fondo de casta y bravura. Otro posible caso que ilustra este mal fue el toro que el pasado domingo se echó al comienzo de la faena de muleta de Pablo Aguado. De El Pilar, divisa también salmantina. Según cuentan los veedores, durante las últimas visitas al campo se apreciaban los estragos de la enfermedad en todas estas ganaderías.

Lorena de la Fuente Ruiz es veterinaria de la Real Unión de Criadores de Toros de Lidia y vicepresidenta de las Comisión de Agricultura Ganadería y Desarrollo Rural de Castilla y León. Y no esconde su preocupación por la EHE: «El único modo de dejar atrás la enfermedad es pasándola. Mientras no exista esa vacuna, no podemos hacer gran cosa», cuenta. De la Fuente reconoce que el número de bajas por esta enfermedad roza el cuatro por ciento en muchas ganaderías. Más que por la enfermedad, por las consecuencias secundarias que tiene: «Al animal, en situación de inmunodepresión, le bajan las defensas, deja de comer, tiene pérdida de peso y, por su debilidad, le aparecen otras infecciones. A las vacas les salen escaras en las ubres y no se dejan amamantar. Y también hay problemas de mortalidad en el último tercio de gestación».

Artículo solo para suscriptores
Tu suscripción al mejor periodismo
Bienal
Dos años por 19,99€
220€ 19,99€ Después de 1 año, 110€/año
Mensual
3 meses por 1€/mes
10'99€ 1€ Después de 3 meses, 10,99€/mes

Renovación a precio de tarifa vigente | Cancela cuando quieras

Ver comentarios