La taurina de abc
La cuadra de Peña: memoria centenaria de la Maestranza
La cuadra de picar de la familia Peña ha cumplido su centenario, con sus caballos como protagonistas del tercio de varas del coso del Baratillo
Sevilla
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEn la Maestranza hay amaneceres que huelen a limpio, a cuero y a espera; y hay atardeceres que guardan en sus balcones la respiración de quienes ya no están. Entre esas presencias silenciosas que han dado forma al pulso íntimo al coso del Baratillo, ... pocas historias laten con la constancia con la que late la cuadra de picar de la familia Peña, que en 2025 ha cumplido cien años de fidelidad al ruedo sevillano.
Un siglo. La palabra impone, pero en esta mi familia se pronuncia con la naturalidad de lo cotidiano. Porque la historia no nació de un gesto solemne, sino de una jornada humilde en 1925, cuando Antonio Cruz, hombre de campo y mirada de invierno, cruzó la puerta de cuadrilla de Sevilla sin saber que inauguraba una saga.
«Mi bisabuelo decía que en esta plaza uno aprende a escuchar antes que a hablar. Y creo que ese consejo nos ha sostenido un siglo entero», recuerda Enrique Peña, hoy responsable de desarrollo y del departamento de contratación.
Una raíz campesina que encontró su lugar en la plaza
Mucho antes de pisar la Maestranza, la cuadra no era cuadra: era un modo de vivir. Antonio Cruz fue mulero, arriero y domador, habituado a comprender la respiración de las bestias antes que la de los hombres. Sus caballos venidos de León eran nobles, fuertes y sobrios, virtudes que pronto llamaron la atención de los picadores, montando la cuadra en 1920.
En aquellos años sin peto, el caballo necesitaba más corazón que protección, y Antonio acudía a festejos menores donde ya asomaba su sensibilidad para la doma. La Real Maestranza reconoció ese oficio en 1925, abriéndole sus puertas con la intuición de estar ante un profesional distinto.
Después llegó la posguerra, la escasez y el ingenio obligado: monturas remendadas, fraguas improvisadas, jornadas que daban para poco más que resistir. Fue entonces cuando Manuel Peña y, más tarde, Antonio Peña Cruz levantaron, casi sin pretenderlo, la arquitectura moral de la cuadra: el caballo como patrimonio, el oficio como servicio y la dignidad incluso en la precariedad.
En los años 60 y 70, la cuadra dio un salto. Manuel Peña observó, aprendió y depuró la doma hasta convertir a sus caballos en referencia nacional. En muchas plazas se repetía que «los Peña» llevaban animales que parecían saber estar en la arena antes de pisarla.
La liturgia callada de un oficio heredado
Bajo aquella línea de trabajo silencioso, la tercera generación consolidó el prestigio de la casa con Antonio Peña Cruz. Los caballos adquirieron empaque, la doma se volvió precisión y el apellido Peña empezó a sonar con respeto en los corrillos de todas las plazas de España.
Hoy, la cuarta generación —Enrique Peña Casellas, Lola Peña Casellas y Antonio Román Villegas Peña— sostiene la tradición sin nostalgia pero con devoción. Saben que el oficio no cabe en un manual: se aprende en la oreja del caballo, en el peso del peto, en el silencio previo al tercio.
«Mi abuelo decía que un caballo de picar es un espejo: te devuelve lo que tú le das. Si vas tenso, se tensa; si vas honesto, te sigue», explica Antonio Román Villegas Peña, actual consejero delegado y accionista de la cuadra.
La cuadra, hoy en la vega de Camas, sigue oliendo a lo mismo que hace cien años: hierro templado, sudor noble, cepillos sin prisa. Y por sus pasillos continúan los monosabios, hombres indispensables que conducen al caballo sin palabras, como quien guía un viejo barco en un puerto tranquilo. Esos que esta casa ha convertido en grandes picadores, contando por decenas los que han pasado de la camisa roja a vestirse de oro con su castoreño a lo largo de las décadas.
Tradición que sabe caminar hacia el futuro
A pesar de su aire de fotografía en sepia, la empresa se ha modernizado. Un sistema de gestión pionero permite conocer el rendimiento y bienestar de cada caballo, como un médico que escucha a un atleta veterano. De una cuadra que interviene cada año en más de 70 festejos.
«La tecnología nos ha permitido cuidar aún mejor lo que ya cuidábamos bien. Lo moderno, cuando se usa con sentido, afianza la tradición», explica Lola Peña, encargada de la administración y finanza.
La Maestranza como hogar
La Maestranza no es sólo una plaza: es una forma de estar en el mundo. Desde 1932, la cuadra ha trabajado junto a la Empresa Pagés, etapa que se cierra con afecto y gratitud.
«Le estamos muy agradecidos a Pagés por tantos años de trabajo y profesionalidad», comenta el veterano Antonio Peña Cruz.
Un nuevo tiempo: Lances de Futuro
El año del centenario coincide con un cambio de ciclo en la gestión del coso. En 2026, la cuadra espera actuar por primera vez en Sevilla bajo la gerencia de Lances de Futuro, un capítulo que la familia afronta con serenidad antigua e ilusión nueva, pues ya trabaja con la empresa de José María Garzón en otras plazas de la geografía andaluza.
«Las plazas cambian de manos, pero el compromiso es el mismo. Llegamos con respeto y con ganas de sumar como el primer día», señala Enrique Peña.
Un siglo después, la misma reverencia
Cien años enseñan muchas cosas, pero quizá sólo una importa: hacer lo correcto incluso cuando nadie mira. La cuadra de los Peña ha cumplido cien años en el coso maestrante con la elegancia humilde de las cosas bien hechas durante mucho tiempo. Mantiene la tradición, abraza el futuro y honra aquel día de 1925 en que un caballo piso el albero de Sevilla para entrar, sin saberlo, en la historia.
Larga vida a la cuadra centenaria de los Peña, que sigue escribiendo —paso a paso, caballo a caballo— la memoria callada de la Maestranza.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete