Espartaco hace historia y sale por la Puerta del Príncipe

Espartaco triunfó como lo hizo en los años en los que lideró el escalafón. Lo de menos fueron las orejas. Cortó dos, por dos faenas bien distintas: la primera por un toreo soberbio al natural y la segunda por ese toreo que podía con todos los toros.

Espartaco, que recibió la primera ovación cerrada de la tarde tras terminar el paseíllo, acabó como protagonista principal del cartel. Firmó una faena emocionante y de gran naturalidad al segundo. Toreó largo con la zurda, templado, reposado, en maestro y muy de verdad. Asentado, con el poso que dan los años de experiencia y una quietud pasmosa, dibujó naturales con una profundidad exquisita. Ya había dejado claro en el recibo de capote que este gesto suyo era auténtico. Para él fueron los primeros olés cuando se estiró a la verónica ganando terreno y rematando con una media que pusieron al público en pie. Hubo dos gestos más para la emoción de la tarde: el brindis a Curro Romero y el abrazo a su padre cuando paseaba la oreja de Palmero en la vuelta al ruedo.

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Con el cuarto, el que sería el último toro de su vida torera, tuvo que esperar al sobrero ya que el titular fue devuelto por invalidez. Volvió a brillar a la verónica pero el toro fue desarrollando complicaciones a lo largo de la lidia, apretó en banderillas y esperó en la muleta. Pero allí estaba Espartaco que le plantó cara cerca de los tablas donde el toro quería, le tragó, le puso la muleta por delante, primero con la diestra y después también al natural con algunos ayudados. Vergüenza torera de un maestro que lo ha conseguido todo, que dio el paso adelante y que se retiró cortando la oreja de Cacareo. Se va un figurón del toreo y se va haciendo historia después de que su padre y su hijo le cortaran la coleta en el centro del ruedo.

Los alicientes de este interesante cartel también estaban en la alternativa de Borja Jiménez y en la vuelta a Sevilla de Manzanares tras la ausencia de la temporada pasada.

Solo el primero cortó una oreja del sexto ya que el toro de su doctorado, Embajador, no le dio opciones. Jiménez se lo brindó a su padre pero se encontró con un juanpedro falto de raza que tuvo pocas ganas de colaborar en el estreno como matador de toros. Solo pudo estirarse a la verónica antes de que perdiera la manos ya en el primer tercio. Comenzó la faena a pies juntos pero el toro no humillaba y salía distraído de cada muletazo. El nuevo torero no se dio por vencido e intentó un par de series más con la diestra, con el toro cada vez a menos y pasando a duras penas. Jiménez puso las ganas pero topó con una cansina embestida siempre a media altura.

Al sexto, lo recibió con gusto a la verónica y lo llevó al caballo con chicuelinas al paso. Tras brindar al público, se quedo quieto en el centro del ruedo y comenzó con el pase cambiado por la espalda antes de completar una serie a pies juntos de mucho ajuste. En ese terreno realizó una faena en la que derrochó valor y ganas refrendada por una estocada que le sirvió para cortar su primera oreja como matador.

Manzanares recibió el cariño de la Maestranza que lo obligó a saludar la ovación antes de que saliera el tercero al ruedo. El de Juan Pedro dio una voltereta en el saludo y llegó mermado al tercio final donde perdía las manos en el tercer muletazo. La faena no consiguió continuidad ni ligazón de manera que Manzanares, que tampoco le cogió el aire al toro, fue silenciado.

El quinto lo brindó al público después de un memorable tercio de banderillas de Curro Javier y Luis Blázquez y un magnífico quite por chicuelinas de Borja Jiménez.

Manzanares volvió a encontrarse con su toreo en redondo de estética perfecta y muleta compuesta en varias series. Sonó la música de la banda Tejera pero el toro, feote de hechuras, hizo por rajarse al final de la faena. Necesitó de dos descabellos después de dejar una estocada, la que por cierto, al igual que en el primer toro, perfiló desde muy lejos.

Mucha historia la de este Domingo de Resurrección que ha abierto la temporada en la Real Maestranza. El adiós triunfal por la Puerta del Príncipe de un maestro, la bienvenida a un nuevo torero de Sevilla y la vuelta de Manzanares a Sevilla que este año es base importante de la Feria de Abril con tres tardes más. Y la buena noticia de que volvió a colgarse el cartel de «no hay billetes».