En un fin de semana napoleónico, con la historia de Bonaparte en el cine, en los medios y en las redes, el francés Sebastián Castella se entretuvo en indultar la vida a Napoleón. Así se llamaba el toro de la ganadería de Ortuño, herrado ... con el número 807, al que la figura de Béziers perdonó la vida en Riobamba.
Castella paseó los máximos trofeos simbólicos, las dos orejas y el rabo después de emocionar con ese cuarto astado. Pero no sería el único episodio triunfal de la tarde en la plaza ecuatoriana de Raúl Ávalos: Julio Ricaurte indultó al quinto, de la divisa de Huagrahuasi. El triunfo lo compartieron con el venezolano Jesús Enrique Colombo, que se embolsó cuatro trofeos.
En este mundo todo se lo lleva el viento, hasta los recuerdos. Pero este año la climatología se ensañó con la feria y se encargó de convertir la metáfora en realidad
El torero galo suma así un nuevo triunfo en tierras americanas, donde se ha alzado con el prestigioso Escapulario de Oro de la Feria del Señor de los Milagros de Lima. El de Plata al mejor toro fue para Lúcumo, de la ganadería de El Pilar, lidiado por Joaquín Galdós.
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete