San Mateo
Renace el espíritu del mejor Talavante
El extremeño corta una oreja, al igual que Cayetano, en el estreno de la Feria de Logroño
Ángel González Abad
Logroño
La espada, la mala espada, despertó a Alejandro Talavante del más dulce de los sueños. El extremeño había cuajado una faena plena de sentimiento, de infinita sensibilidad y templada, muy templada, al quinto, un excelente toro de Loreto Charro con el que se entendió desde ... que se abrió de capote. El colorado se arrancaba con alegría y Talavante frenó siempre sin brusquedades esos ímpetus para torear al ralentí. Más ajustado con la derecha, pero siempre con el aroma de un hombre desbordante de torería. Ese espíritu fue aflorando e inundando los tendidos de La Ribera, que se le entregaron sin condiciones en una labor en donde nada se pudo medir por la perfección técnica, pues todo fue inspiración y cautivadora sugestión. Allí todo era sorprendente, nada entraba en lo previsible. A más y con la despaciosidad como hilo conductor hasta el final por bernadinas. El pinchazo y la estocada desprendida hicieron que torero y público pusieran los pies en el suelo y despertaran a la realidad.
Feria de Logroño
- Plaza de toros de la Ribera. Sábado, 17 de septiembre de 2022. Primera corrida de San Mateo. Media entrada. Toros de Capea (1º y 4º), Domingo Hernández (2º y 3º) y Loreto Charro (5º y 6º), desiguales de presentación y juego.
- Guillermo Hermoso de Mendoza, dos pinchazos y rejonazo (silencio). En el cuarto, cuatro pinchazos, rejón y descabello (silencio).
- Cayetano, de nazareno y oro. Estocada (silencio). En el quinto, pinchazo y estocada desprendida (oreja).
- Alejandro Talavante, de azul y oro. Estocada (oreja). En el sexto, estocada corta (ovación).
Cayetano no se conformó con la oreja que había cortado a su primero y salió enrazado a redondear con el sexto. No quería que Talavante se llevara los titulares y se esforzó al máximo, y hasta calentó las gradas con su toreo más popular. Una serie de muletazos por alto mirando al tendido parecía que iba a cambiar el signo de la faena, pero al final todo quedó en una ovación.
En el gazpacho que suponen las corridas mixtas, salen peor parados los rejoneadores por aquello de la comparación entre los pitones reglamentariamente desmochados para los caballos y los oficialmente en puntas para los toreros. Y en esas anduvo Guillermo Hermoso de Mendoza, muy irregular a la hora de clavar y fallando con el rejón de muerte. No dejó ninguna huella.
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