Rebeca Fuentes: «El toro es la verdad sin paliativos»
CUÉNTAME, BÚFALO
En el marco de sus competencias, docentes, intelectuales y vitales, la pensadora aboga por la didáctica y la mayéutica de la Fiesta. Y desde la más tierna infancia
Morante: «De joven veía la Oreja de Oro como algo difícil de conseguir, y ya tengo dos»
La entrevistada sostiene las lecturas esenciales en la Taberna de Antonio Sánchez
Rebeca Fuentes tiene memoria de la plaza, sus recuerdos son y están en Las Ventas, así, en pasado y en amoroso transitivo. Profesora de Filosofía en la Complutense, medievalista y experta en el mundo árabe, es del tendido cinco, aunque también desde el ... cinco guiña al siete y sabe que sólo en Madrid, casi por osmósis, se puede aprender la tauromaquia.
Recibe por derecho en la Taberna de Antonio Sánchez, que fue torero según relató Cañabate, 'el Caña', en 'Historia de una taberna', cuando desde allí, en Mesón de Paredes, donde nacieron 'Pacumbral' y su musilla Ana Belén, el viejo y castizo Madrid iba en procesión a la plaza con su santo de alamares.
Cañabate vivía de la crítica taurina, la bordaba, pero no era, según propia confesión, una cosa pasional. Y es que el Arte ni siquiera precisa de amor, sino de momento y empatía. De los espacios y los tiempos.
«Manuel Chaves Nogales no era aficionado y, sin embargo, hizo el mejor libro de toros (por su biografía sobre 'El Pasmo de Triana)». Fuentes conoció a su marido en los 'isidros', aunque el año no se vaya a consignar aquí por no caer en la vulgaridad de poner datos a tenazón, como los maestros malos y su barroquismo de pinchazos en la suerte suprema.
No hay un cuestionario previo escrito, se le iba a retratar en la estatua de Don José Ortega y Gasset, belmontista de pro, en la Complutense, tan poco dada en los claustros a la torería y sí al escrache. Se cambió el sitio porque frente a lo que sostiene Francis Wolff, «Juan Belmonte no inventó el toreo moderno, que eso fue tarea de Joselito». Quizá por eso lleva una chapa del maestro que se fue a los cielos en Talavera y vistieron, en su tierra, a la Macarena de luto. Que eso es también memoria histórica.
Un 'Juncal' subrayado
Fuentes, frente a innovaciones de la Fiesta, clama por «pedagogía, mayéutica taurófila, que no taurina (sic) desde la más tierna infancia». Lleva subrayado el libro 'Juncal', que inspiró la serie que a su vez inspiró está sección. Cubierta de azulejos y post-it para reivindicar, desde su pensar y su pesar que «esta sociedad ha perdido la noción de la muerte». Dice muerte y entonces pasa como un ángel de silencio por la añosa tasca, y al alimón este cronista y la filósofa se acuerdan, otra vez, de Juncal, de la célebre escena en la que Paco Rabal, siempre Paco, con la voz de cazalla le reflexiona a su «Búfalo mío» sobre la belleza de la muerte de un toro bravo, rodada en el callejón del Gato convertido en El Baratillo; la magia del cine.
La muerte, obvio, que está y es. De la muerte y de la belleza a cuestiones ontológicas se va en un momento, lo que tardan unos curiosos en bichear la entrevista en la mesa adjunta. A Morante, uno de sus dilectos, le preguntaron una vez si se torea como se es. El de la Puebla del Río, un Macondo sevillí respondió con quilates que «se torea como se quiere llegar a ser». «Eso es Filosofía», exclama aún con más lágrimas camufladas por la sonrisa.
Defiende «la verdad sin paliativos», y verdad fue y es que un 5 de junio de 2008 «José Tomás le hizo un faenón al toro Dakar de Victoriano del Río». Un 5 de jnio, un día que la «taurinófila» tiene guardada a fuego en el alma, también, por motivos trágicos y familiares. Ese día, también, en que Luis Francisco Esplá, un «sabio» bordó y elevó a los altares a Beato, igualmente de Victoriano del Río un año exacto después. En 2009, cuando el alicantino se despidió de Madrid un día de viento y junto a Morante y Castella. La cuestión es como si por junio la gloria y la parca se juntaran en esa dialéctica que, no lo esconde, son los toros. «A veces, en una corrida, se llega al conocimiento más profundo de la verdad, y esa verdad lleva al éxtasis».
Ruta 'isidril'
Acaricia su edición de Juncal, y revela que el día que lo pasó peor fue uno que Talavante «se dejó a un toro vivo». Se ha dicho que la profesora es de lágrima fácil, acaso porque la Taberna de Antonio Sánchez, entre retratos de Lagartijo, Frascuelo o Cara-Ancha invita a ese recogimiento abrigado de las tertulias.
Un barril no de amontillado y sí de vino de consagrar completa la escena, porque algo divino, de ritual si se quiere, hay en 'los isidros' de Fuentes. «Llego con prisa, después de dar clases». Después, pase lo que pase un paseo por las tabernas cercanas, y al día siguiente y al otro lo mismo.
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Otro comentario sobrevuela: el de la supuesta bohemia de algunos matadores. «Mira, Morante no es un espartano precisamente. Morante es muy especial». Mas «la torería», que según la entrevistada se ve «de luces, de corto o en chándal».
Por último recomienda un libro, que es 'El hilo del toreo' de Pepe Alameda. Y Fuentes, tras ilustrar su cosmología sobre la esencia y la carencia de la Fiesta se vuelve al campo charro salmantino. Su inspiración, su relajo. Una conquense en las tierras de S.M El Viti. Y que desde el cinco mira al siete, que no se olvide.