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ABC Cultural

SAN ISIDRO

Un formidable tostón de padre y muy señor mío

Al confirmante Parejo le tocó Bonoloto, el mejor toro de la deslucida corrida de La Ventana, en la que los toreros se eternizaron sin medida ni alegrías

La tarde más rara del mundo: del milagro de Cayetano a las dos caras de Roca Rey

El confirmante Parejo remata con una buena media AFP
Rosario Pérez

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Entraban los compañeros en la sala de prensa como si viniesen de una conferencia de física de partículas, de un cursillo de agentes de seguro. A ver quién era el guapo que ‘rellenaba’ una página de tan soberano tostón, de un aburrimiento supino, de faenas ... para dormir ovejas, de una tarde sin casta. Como decía Carlos Ilián, daban ganas de hacerse un Navalón, tirar por la calle de en medio y dejar la página en blanco. Para que nuestros pacientes lectores la usaran para la lista de la compra o para tachar carteles que no ver en una temporada. Como ya ocurrió en la corrida del Puerto de San Lorenzo, el mejor toro –y casi el único– de Las Ventana (del Puerto) apareció en primer lugar: Bonoloto se llamaba este castaño encendido, que humilló desde la salida. Fue el toro ideal para una ceremonia y Christian Parejo, pese a dejar una esperanzadora imagen, lo entendió mejor en los inicios que en los finales. Lo recibió el confirmante con decididas verónicas y chicuelinas, mientras el toro metía la cara, aunque a veces con el pitón de fuera. No perdió su oportunidad de quite Castella en unas gaoneras. Y el de Chiclana replicó despacito por tafalleras, con una media extraordinaria. De las mejores de la feria. Qué buenas arrancadas brindó este 101: al valiente Parejo le tocó la Bonoloto. En una jornada en la que se vieron grandes pares de banderillas como consolación, Antonio Chacón cuajó un tercio sensacional y se desmonteró con Vicente Herrera. Todo iba sobre ruedas y el novel matador se plantó con pases cambiados, mientras aguantaba una ‘paradinha’. Amanoletado, abrochó con un pase de pecho que encandiló. Desde el burladero le daban instrucciones de que le diese tiempo y distancia. Y así lo hizo en una tanda diestra en la que surgió la comunión entre Bonoloto y la templanza del gaditano que bebe en fuentes francesas.. Pero lo que prometía mucho se fue disipando y no habría remontada por ningún pitón. Todo quedó en una ovación.

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