Feria del Pilar

Morante y Urdiales salvan la 'juampedrada'

El toreo eterno e inspirado del sevillano y el clasicismo del riojano se imponen a una mal presentada y vacía corrida

Morante de la Puebla se enrosca al toro en un natural Fabián Simón

Ángel González Abad

Zaragoza

'Juampedrada', dícese de la corrida de toros de la divisa de Juan Pedro Domecq que por su nulo comportamiento hace la pascua a los aficionados que esperan disfrutar de una gran tarde de toros. Por ese camino iba el festejo que había ... concentrado toda la expectación de la Feria del Pilar y 'juampedrada' fue de principio a fin de no ser por la capacidad y torería de Morante y el toreo clásico de Diego Urdiales.

Desde que se anunciaron los carteles, todo el mundo pedía entradas para el día 14, y ya hace algunas fechas que la empresa anunció el 'No hay billetes'. La Misericordia, a reventar, ni un sitio libre y la ilusión por las nubes.

Salió el primero y la primera en la frente. Apenas le sirvió a Morante para estirarse un par de ocasiones haciendo todo a favor del astado que poco bueno, o nada, tenía que ofrecer. Como el segundo, que derribó con estrépito al picador en el primer encuentro, un puro espejismo de lo que desarrolló después. Su falta de fuerzas hizo olvidar las suaves verónicas con que el riojano lo recibió y estrellaron las buenas intenciones que puso con la muleta.

El tercero, más de lo mismo, y además con una presentación muy por debajo de lo que siempre se ha exigido en esta plaza, mal presentado como toda la corrida. Lo recibió Talavante con dos faroles en el tercio y toreó después con buen aire a pies juntos. Allí acabó lo reseñable, y eso que brindó al público y se le apreciaron ganas, pero en cuanto apretó el acelerador, en cuanto quiso meterse con el toro, el de Juan Pedro se plegó por el suelo. Iba ya media corrida y la cosa, lejos de levantar, había entrado en barrena.

Feria del Pilar

  • Plaza de toros de la Misericordia. Viernes, 14 de octubre de 2022. Novena corrida. 'No hay billetes'. Toros de Juan Pedro Domecq, mal presentados y descastados.
  • Morante de la Puebla, de grana y oro. Dos pinchazos, estocada y descabello (silencio). En el cuarto, estocada corta (oreja).
  • Diego Urdiales, de verde y oro. Estocada delantera (silencio). En el quinto, pinchazo y estocada desprendida. Aviso (oreja).
  • Alejandro Talavante, de rosa palo y oro. Estocada tendida y dos descabellos (silencio). En el sexto, estocada corta y tres descabellos (silencio).

Tenía que salir el cuarto, Morante quiso poner orden. Que salga la manguera que hay que mojar el ruedo, expresaba desde la tronera del burladero de matadores. Por aquí, más agua por allá. Y el hombre de la manguera, a sus órdenes. Cuando parecía todo a su gusto, que salga otra vez el operario que hay que remojar por el tendido cuatro. Salió al final el cuarto, y el galleo con que lo llevó al caballo tuvo tal torería que la plaza se olvidó de las más que terciadas hechuras del torillo. Pocos vieron lo que debió apreciar Morante durante su lidia, pues el ambiente era de desilusión. Quia. Los ayudados por alto tuvieron usía. Dándole sitio, jugando con los tiempos y las distancias, surgió una primera serie con la derecha todo dulzura y temple. A más al natural de uno en uno, y a mucho más en otra tanda con la zurda que provocó la locura. Los pases de pecho, las trincherillas, los molinetes finales inundaron la plaza de un aroma del toreo más inspirado y rotundo. Una oreja pedida con mucha fuerza, y si no paseó dos fue porque los tendidos valoraron mucho y bien qué enemigo tuvo delante el sevillano.

Tras el atracón de Morante, Urdiales no quiso quedarse atrás y volvió a torear de forma espléndida con el capote. La entrega y las mejores formas con la muleta, que dibujó derechazos tan sentidos como templados y profundos. Estuvo muy por encima del toro, haciendo todo para exprimirlo. Buenos los naturales y monumentales los de pecho. Un final por bajo rezumó aromas de toreo añejo que los aficionados apreciaron hasta después del pinchazo que precedió a una estocada. Le pidieron con fuerza la oreja que paseó en triunfo.

Gracias a Morante y a Urdiales la tarde no se fue al garete, hubiera sido injusto. Para los propios toreros, que, por otra parte, siguen exigiendo los de Juan Pedro, para los miles de espectadores que esperaban ilusionados la corrida y para la propia Fiesta.

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