Calatayud, una suspensión incomprensible que acaba en bronca
Imanol Sánchez corta dos orejas al tercer y último victorino tras una tormenta olvidada
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Ángel González Abad
Calatayud
Cuando Imanol Sánchez acabó de dar la vuelta al ruedo con las dos orejas del tercer victorino, y con la tormenta que descargó en el primero ya olvidada y el ruedo, prácticamente seco, se produjo un inesperado cónclave de toreros, empresa y autoridad, ... que acabó con el anuncio de la suspensión de la corrida.
Nadie entendía la sorprendente decisión. Y al ver como los matadores y cuadrilllas abandonaban el ruedo, comenzó la indignación. Habían pasado casi dos horas desde que Rafaelillo pasaportó al primero entre una fuerte lluvia. Se esperó unos minutos y saltó el segundo que se lidió sin problemas. Curro Díaz le cortó una oreja tras derramar momentos de calidad, especialmente por el pitón derecho.
El ruedo continuaba sin inmutar a nadie, ni un gesto entre los matadores, ni un aspaviento por parte de los subalternos, ni un solo arenero trabajó más de la cuenta, ni un saco de arena se empleó para mejorar las condiciones del albero. Así salió el tercero, que permitió al aragonés Imanol Sánchez desplegar su repertorio. Con la mano derecha aguantó las embestidas del de Victorino Martín, que no le planteó problemas, al contrario. El maño, que celebraba sus diez años de alternativa en este mismo coso, anduvo entregado y solvente con un espadazo final que desató la euforia y llevó a sus manos las dos orejas.
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Triunfal la vuelta al ruedo y, de pronto, el sorprende final. El anuncio por megafonía no lo entendía nadie. Caras de asombro, el ruedo ya sin el recuerdo de la tormenta, el cielo azul, algunos rayos de sol, y la bronca cuando las cuadrillas atravesaron la arena camino del hotel. «Estafadores», fue el grito más suave que oyeron en una incalificable huida. Los espectadores permanecían en los tendidos, costaba asimilar el final del festejo.
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