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ABC Cultural

El valor universal de Roca Rey

Sale a hombros con un crecido Fandi en La Magdalena

Andrés Roca Rey inicia de rodillas su faena al tercero de Juan Pedro Domecq Efe
Rosario Pérez

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Nos sentíamos insignificantes ante el valor inconmensurable que se alzaba ante nosotros, un valor que horadaba la piel, que abría y cerraba mundos como los ojos del poema de Miguel Hernández. Porque en el toreo de Roca Rey, tan joven y tan viejo, ... caben muchos mundos. Las más de veinte mil pupilas de la plaza fueron una sola cuando el peruano se plantó en el platillo y recogió por ceñidísimas chicuelinas al tercero. La ligera música de viento por la terciada presencia del toro de Juan Pedro –como varios del sexteto– enseguida se tornó en un concierto de palmas rotas. Pero si aquello fue encaje, en el quite de «bromazepam» hubo fusión total. Media docena de gaoneras donde no cabía ni el aire, que se abrazaba a las telas. Reunidísimas y lentificadas. Un monumento que erigió de sus asientos a los que habían pasado por taquilla, en el umbral del «No hay billetes».

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