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ABC Cultural

En Talavante estaba el edén

Sensacional tarde del extremeño, que corta la única oreja en una deslucida corrida de Cuvillo

Talavante EFE

ROSARIO PÉREZ

Delante de miles de ojos se encontraba el paraíso. Al hilo de las tablas, mientras se fundían el terral y el levante, con un viento que condicionó la deslucida corrida, Alejandro Talavante se rompió como las olas al bramar. Casi todo al natural, ... con esa izquierda dorada que enseñaba el camino del edén. Por ese pitón se plantó tras brindar un toro que regaló algunas buenas embestidas dentro de su huida y mansita condición. En su refugio, en el de "Juguetón" y el de Eolo, sopló naturales fenomenales, primero con el compás semiabierto; después, a pies juntos, con el medio pecho ofrecido. Goteaban como perlas, como una joya fue el cambio de mano que cinceló tras una serie en redondo de su medida labor. El pinchazo enfrió la petición y saludó. La excelencia queda en el recuerdo.

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