La polémica de los toros en televisión

Al día de hoy, la confusión es enorme . Se lamentan algunos diestros, en las redes sociales, de que se les ha creado una mala imagen, sin razón concreta. La respuesta es sencillísima: no sabemos con seguridad lo que exigen los toreros porque no lo han manifestado. Si lo hubieran hecho, se hubiera disipado —para bien o para mal — la duda, la opinión pública podría opinar con fundamento. En todo caso, es evidente que los que piden una nueva forma de contrato esperan conseguir un trato más ventajoso , económico y no económico.

Como cualquier profesional o artista, los toreros tienen todo el derecho del mundo a reclamar mejoras económicas : si se las dan... Pero también deben tener en cuenta la situación general de crisis. Lo ha apuntado certeramente Ignacio Sánchez Mejías , en el ABC sevillano: «Cada vez hay menos dinero a repartir y no parece lógico que, en vez de abaratar costes, se quiera encarecer el producto...»

Además, si exigen sus derechos de imagen los matadores de toros, ¿no lo harán también los subalternos , tan activos en la defensa de sus intereses? ¿Y los ganaderos, que han aportado al espectáculo la base de todo, el toro bravo? Por este camino, ¿no se llegaría a hacer inviable cualquier retransmisión? (Ya ha sucedido eso con la grabación de montajes teatrales). Conviene no matar la gallina de los huevos de oro...

Parece ser (todo es «parece», por ahora) que los toreros no están satisfechos por el trato que reciben en las retransmisiones. Supongo que esto —y otras cosas—es una andanada contra los comentaristas de Canal Plus . Sin ningún corporativismo, hay que defender la libertad de enjuiciamiento y crítica . ¿O sólo accederán a ser televisados si se les garantiza un trato benévolo? Critican también las repeticiones de las corridas diciendo que son aburridas: no es cierto, si el espectáculo merece la pena. Al aficionado le encanta ver faenas históricas. Otra cosa es que eso haya de regularse adecuadamente en los contratos.

La confusión actual es absoluta. No se cierran las Ferias mientras esto no se aclare . Llegamos al absurdo: Simón Casas no sabe cómo contratar a los diestros apoderados por sus socios Matilla (Manzanares, El Fandi) o Choperita (Talavante). Ni siquiera sabe cómo contratar al que él mismo apodera, Daniel Luque...

Se impone una negociación sensata, sin olvidar los principios básicos : hoy, lo que no aparece en televisión no tiene vigencia social, apenas existe. La televisión —abierta y de pago— inicia a muchos en la Fiesta. Además, proporciona unos dineros necesarios para ofrecer un espectáculo de calidad . Hay que pensar en los profesionales pero también, y sobre todo, en los aficionados.