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ABC Cultural

Feria de Burgos

La espada, sombra de un gran Morenito

El de Aranda corta una oreja a cada toro y Ginés Marín logra otra facilona del sexto

Morenito de Aranda, en el Plantío Tauroemoción

Ángel González Abad

Torear con el son, el ritmo y el buen gusto que imprimió Morenito de Aranda ante el segundo toro de El Pilar está solo al alcance de toreros con una sensibilidad especial. Se fue a portagayola, pero al gesto de valentía le siguieron unas ... verónicas de manos bajas, compás abierto, con el toro empapado en el capote y dos medias de sentimiento en el mismo platillo del ruedo. El torete era de mazapán y así lo entendió el de Aranda, que comenzó de rodillas, aunque enseguida llegó una serie con la derecha plena de mando y ajuste. Lo mejor llegó al natural, encajado el torero, con una sutileza en el trazo que nació de la entrega. Los últimos, de uno en uno ya, y un cambio de mano superlativo resumieron su excelencia. La obra estaba hecha, ahí quedó y hasta encandiló y fue saboreada por los alegres peñistas. Había que firmar, pero lo que precisaba el esplendor de la espada, de la suerte suprema, se emborronó con un infame bajonazo. El toro rodó y hasta le pidieron la segunda oreja. Paseó un trofeo, aunque ahí daba la sensación de que faltaba algo importante.

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