Segunda corrida de la Gira de reconstrucción: un espectáculo reducido
Enrique Ponce y Curro Díaz cortan dos orejas cada a uno a los toros de Juan Pedro Domecq
Andrés Amorós
En el segundo festejo de la llamada « Gira de la Reconstrucción» , los toros de Juan Pedro dan buen juego; Enrique Ponce y Curro Díaz cortan un par de orejas cada uno. (Los dos comparten apoderado y mañana vuelven a torear juntos).
En el ... primero, justo de casta y distraído, saluda Abraham Neiro. El trasteo de Ponce es fácil y elegante: la corta embestida no da para más. Mata trasero, pierde la oreja al descabellar. El tercero flaquea pero tiene casta, puntea la muleta, no le deja estar a gusto. Enrique ha de hacer un esfuerzo, que, después de una estocada vertical, se premia con dos generosas orejas.
El segundo, con un solo picotazo, ya flaquea. Al comienzo de la faena, se desploma y queda muy mermado. Curro Díaz logra mantenerlo con estéticos muletazos y mata de media: oreja. El quinto flaquea pero humilla y repite, le permite dibujar pases largos y artísticos. Mata a la segunda: oreja.
Lo que hemos visto es realmente un nuevo espectáculo: en un coso de cuatro mil personas, sólo pueden asistir doscientas. Es posible sólo gracias a la televisión y se hace para ella: un espectáculo reducido, sólo dos diestros y cuatro toros. La exigencia es mínima: ¿cabe imaginar que estos espectadores, que están agradecidos, porque estos toreros han aceptado acudir a su pueblo, van a pitar a alguno? ¡En absoluto! Sin la posibilidad de censurar, el elogio pierde valor. Y algo más grave, salvo la rebaja de sus honorarios, las figuras consiguen lo que quieren: elegir la ganadería y a su compañero, en un teórico mano a mano . (Quizá ya se hacía pero ahora se declara públicamente). No es un festival pero tampoco una corrida de toros con la habitual exigencia, que no debe perderse.
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