El Juli cierra su temporada por la puerta grande de Zaragoza
Corta dos orejas, que pudieron ser cuatro, a un lote excelente
andrés amorós
La fiesta del Pilar es también el Día de la Hispanidad. Recuerdo a Antonio Gala: a pesar de tantos conflictos, a españoles e hispanoamericanos, nos unen dos cosas indiscutibles, la lengua y la cultura del toro.
A lo largo de la jornada, escucho muchas jotas ... y apunto algunas, entre comillas: «Voy a decirles a ustedes, / con mi mayor humildad, / lo que ha pasado en la Plaza / en este día especial». Al leer el cartel: «Tienen las reses dos hierros / y eso me hace sospechar: / ¿No hay seis toros en el campo / para poderlos lidiar?» Es muy bueno el lote de El Juli (uno de cada ganadería); muy mansos, primero y tercero.
Esta Plaza adora a Padilla: «A los mil héroes gloriosos / que ha habido en esta ciudad/ se ha sumado ya Padilla: / para el pueblo, un héroe más». Pero no tiene suerte, esta tarde. El primero, con más de 600 kilos, es un manso condenado a banderillas negras. «Se impone con buen oficio / al gran mansazo inicial / que pega un fuerte arreón / tras la estocada mortal». El cuarto se queda en el peto una eternidad, se deja allí toda la fuerza. «Se ha dormido en el caballo / tanto rato el animal/ que aclaman a un monosabio / porque lo logró sacar».
Se despide Roberto Domínguez como apoderado de El Juli: «Por última vez Roberto / vino al Juli a acompañar. / Murió el G-5, supongo: / vuelta a la normalidad». El Juli, con dos toros excelentes, ha podido cortar cuatro orejas. El segundo, de Parladé, merece la vuelta al ruedo y el diestro lo aprovecha por completo pero mata a la tercera. «Es noble y flojo el Juan Pedro, / tiene enorme calidad; / El Juli lo saborea / como un dulce mazapán /. Pocas tardes tan a gusto se habrá encontrado Julián». También da buen juego el quinto, de Victoriano, aunque se apaga pronto. «López hace lopecinas, /a nadie puede extrañar, / y redondea su tarde / toreando al natural». Esta vez sí acierta con la espada, con salto: dos orejas y salida a hombros.
No tiene fortuna con su lote Perera. El segundo hace extraños, es deslucido. «Aunque el toro sea incierto / es tal la seguridad / de Perera, que lo acaba / dominando, sin dudar, / hasta que el toro se raja: / no ha tenido material». Se repite la historia en el último, al que recibe con nueve lances de rodillas. «Muy poco toro es el sexto / para triunfar de verdad / un diestro como Perera / de tanta capacidad».
Concluye la Feria: «Se acaba una temporada / rara, extraña y desigual / pues la Fiesta de los toros / como España siempre está». También concluye esta crónica: «A nuestra madre del Cielo, / a la Virgen del Pilar, / le agradezco me dio fuerzas / para poder terminar».
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