Gerónimo Rauch, protagonista de 'Los miserables' en su gira mundial: «Todos ponemos un poco de nosotros para contar las historias»
El intérprete vuelve a encarnar a Jean Valjean, el protagonista de 'Los miserables', en la gira internacional organizada para celebrar el 40º aniversario del estreno del musical
'Los miserables', un gran título... y una gallina de huevos de oro
Madrid
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Iniciar sesiónTerminaba el siglo XX y Gerónimo Rauch se encontró con 'Los miserables'. Tenía apenas 22 años y, en su Buenos Aires natal, encarnaba a uno de los revolucionarios, Feuilly, sin sospechar que ese musical, uno de los más relevantes títulos del género en ... las últimas décadas, se iba a convertir en un compañero inseparable en su vida. A principios de 2008 viajó a Madrid para protagonizar 'Jesucristo Superstar' y dos años después, ya afincado en España, fue elegido para encarnar a Jean Valjean, el protagonista de 'Los miserables', en la producción que se presentó en el Teatro Lope de Vega de Madrid (dentro de unos días se estrenará en la capital una nueva producción de esta obra).
Poco antes del estreno de este montaje, en noviembre de 2011, Gerónimo Rauch conoció al todopoderoso productor británico Cameron Mackintosh; fue con motivo del concierto celebrado en el O2 de Londres el 3 de octubre de 2010 para conmemorar el XXV aniversario del musical. Mackintosh asistió al estreno madrileño y un año después le llamó para protagonizar la obra en el West End londinense.
Rauch estuvo un año al frente de la producción británica y aparcó el personaje... Hasta hace unos meses, cuando Mackintosh le volvió a llamar, doce años después, para incorporarse como Jean Valjean a la gira internacional de 'Los miserables' con motivo de su XL aniversario. Se incorporó a ella en Japón en agosto, y hace unos días viajó a Shanghai, donde estará hasta el 28 de diciembre, y después estará también en Manila (Filipinas), del 20 de enero al 1 de marzo de 2026, y en Singapur, del 24 de marzo 10 de mayo.
Se trata, explica el artista, de un megaconcierto para grandes espacios con más de 65 intérpretes y que han visto ya, según sus productores, más de un millón de personas en un año de gira. «Es un formato nuevo para mí -dice Rauch-, pero es técnicamente fabuloso, cantamos con auriculares y tenemos un técnico de mezclas de sonido que parece que estemos cantando en la ducha».
«Es increíble cómo te cambia cuando las circunstancias te acompañan y te ayudan a conseguir tu mejor versión y a que se luzca mucho más tu trabajo -siguen los elogios a los técnicos de sonido-. El otro día me llegó un video pirata que grabó algún aficionado y me puse a llorar viéndome. Nosotros vivimos muy dentro de nosotros mismos cuando estamos haciendo nuestro trabajo, y de repente me escuché con ese sonido y pensé que una bestialidad lo que se genera con este musical; me emocioné mucho viéndome ahí otra vez y desde otro lugar que no me acostumbro a ver».
Lenguaje nuevo
Dice el artista que es muy distinto hacer 'Los miserables' en escena que hacerlo en estos conciertos. «Estamos siempre mirando al público y hasta que comprendes que ese es un lenguaje nuevo, cuesta. Nosotros, como actores, necesitamos el contacto visual entre nosotros, y aquí no ocurre. Cameron Mackintosh dice que la única forma de que estos conciertos funcionen es todos los que participemos en ellos hayamos hecho la producción antes. Y tiene sentido, porque sabemos lo que ocurre en el escenario y podemos reflejar mejor los sentimientos de los personajes que alguien que no haya hecho la obra antes».
Gerónimo Rauch está feliz. Y se le nota. Revela que tenía una cuenta pendiente con el musical. «En enero de 2020 me llamaron para ver si estaba interesado porque planeaban hacer una gira con 'Los miserables'. Después llegó la pandemia y nunca más escuché hablar del tema. Pero en mi cabeza se quedó el run-run de que yo tenía que volver a abrir esa puerta». Y se abrió de la mano de Alfonso Casado, músico sevillano que fue el director musical de la producción madrileña hace tres lustros y que trabaja en los últimos años con la productora de Cameron Macintosh.
«Fui a Londres en marzo de este año a dar un concierto con Alfonso y Mackintosh me llamó para una audición; en realidad era lo que ellos llaman una 'working session', una sesión de trabajo. Salí y ya me estaba esperando Cameron para ver cuándo me podía incorporar a la gira».
«Mi Jean Valjean tiene ahora tiene más sabiduría. Tiene más peso también, artístico... y físico -bromea el argentino-. Tiene más experiencia porque cuando la hice en Madrid tenía 32 o 33 años y no era padre todavía [Rauch tiene un hijo, Gael, que le va a acompañar en parte de la gira]. En 2010 mi talón de Aquiles era 'Bring Him Home' [la canción estrella del personaje, una plegaria, que canta en la segunda parte]. Estaba bien, pero después del estreno enfermó una sobrina mía -que por suerte ya está perfectamente- y yo empecé a rezar de verdad y comprendí hasta cierto punto lo que significa estar dispuesto a dar la vida por alguien cuando te enteras de que alguien en tu familia al que quieres mucho enferma. Dos años después nació mi hijo, Gael, yo estaba en Londres interpretando a Valjean, y allí sentí que yo podría dar la vida por mi hijo. Hoy en día conecto mucho con esa emoción, no me cuesta».
-Con la edad, los seres humanos vamos teniendo mayor conciencia de la vida no es infinita y que el final está más cerca, algo que no sucede cuando somos jóvenes y nos creemos inmortales. ¿De alguna manera esto hace que el acercamiento al personaje de Jean Valjean sea diferente?
-Lo que me fascina de Jean Valjean es la búsqueda de esa redención, de esa paz, que nunca consigue... Salvo al final, cuando se muere. Cuando siente que Fantine y Eponine vienen a buscarlo es cuando se da cuenta de que tiene abiertas las puertas del cielo. Durante toda la vida tuvo encima el peso de ser un prófugo y vivió pensando que Javert iba a llegar a él; nunca supo que se había suicidado. Todo el mundo quiere morir en paz, sabiendo que hiciste las cosas bien.
-Desde el inicio del musical hasta la muerte de Valjean transcurren aproximadamente dos décadas. ¿Cómo se vive ese proceso en las tres horas que dura la obra?
-Afortunadamente estamos muy bien dirigidos. Yo trabajo mucho las velocidades del personaje. Valjean va perdiendo velocidad; con el paso de las escenas, le cuesta más caminar, y de esa forma muestro hasta cierto punto el envejecimiento del personaje. En los conciertos no usamos pelucas como en la función, no pueden ir emblanqueciendo el pelo. Así que es cuestión de actitud; de la energía que muestra el prófugo que rompe con su pasado al alcalde de Montreux, diez años más tarde, que muestra una postura no tan animal, más elegante y seria, y al final el hombre físicamente derrotado y cerca de la muerte. Trato de diferenciar físicamente estas tres etapas.
-¿Sigue encontrando en él cosas que no encontraba?
-A mí me vuelve loco Jean Valjean. Yo ahora tengo una escena favorita, que antes era una más: cuando libera a Javert de la barricada. Tiene que ver con que durante este tiempo he ido conociendo historias de mi abuelo, un militar [degradado en una época y nombrado ministro años después] que era mi ídolo y que murió cuando yo tenía 13 años. Poder perdonar y proclamar que lo único que has hecho es cumplir tu deber... En esa escena que le digo, en la que comienza el declive de Javert porque ve la humanidad de Valjean y se viene abajo el motor de su vida, yo recuerdo la historia de mi abuelo y se me pone la piel de gallina. En cierto modo todos ponemos un poco de nosotros para contar las historias. A mí me fascina el recorrido del personaje y me fascina la partitura también; me parece un desafío tan bello poder respetarla y poder estar a su altura... Y trabajar con este equipo, con esta compañía. Es muy lindo, es un regalo, yo lo veo como un regalo. La vida me ha dicho: toma, te regalo otra vez esta experiencia. Porque yo nunca me despedí de Valjean; es un personaje que marca mucho, no solo a los que lo interpretamos sino al público. Somos conscientes de que es 'Los miserables' es un musical en el que el espectador entra de una forma y se va de otra.
«Yo soy cantante por Freddie Mercury y por Colm Wilkinson. Así de simple. Freddie Mercury me despertó las ganas de cantar. Y cuando vi el concierto del X Aniversario de 'Los miserables', con 16 años, me dije: 'acá está mi camino'. Y a los 4 años estaba haciendo la obra en Buenos Aires»
Gerónimo Rauch participó también en la gala celebrada en Londres para conmemorar el XL aniversario -«había una sensación de familia que yo no había sentido nunca»-, en el que participaron intérpretes significativos en la vida del musical; no lo hizo, sin embargo, Colm Wilkinson, que encarnó a Jean Valjean en la producción original. El argentino le pudo conocer en 2010 y se sintió honrado de cantar con su ídolo. «Yo soy cantante por Freddie Mercury y por Colm Wilkinson. Así de simple. Freddie Mercury me despertó las ganas de cantar. Y cuando vi el concierto del X Aniversario de 'Los miserables', con 16 años, en el que Colm Wilkinson volvía a interpretar al protagonista, me dije: 'acá está mi camino'. Y a los 4 años estaba haciendo la obra en Buenos Aires. Así que cuando le vi le di las gracias personalmente, y le dije que había sido mi inspiración».
-¿Por qué cree que este musical es tan especial?
-Tiene que ver en primer lugar con el libro; la música además está a la altura de la historia, esta llena de 'mega hits': 'I Dream a Dream', 'On My Own', 'Bring Him Home', 'Stars'... Y su realismo. Vas a ver musicales como 'Wicked' 'El fantasma de la Ópera' o 'El rey león' y ves fantasía. Vas a ver Wicked, ves fantasía. Vas a ver, yo qué sé, el Rey León. Todo te invita a un mundo, en cierto punto, fantástico. Pero 'Los miserables' es un espejo, el espectador, en algún momento, se sentirá identificado con alguno de los personajes. Desde el escenario ves a la gente llorar y emocionarse. Está ahí lo mejor y lo peor del ser humano.
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