'El fantasma de la Ópera', a la altura de la leyenda

¿Qué tiene 'El fantasma de la Ópera' para magnetizar así al público -al margen de su innegable condición de 'fenómeno'-. En primer lugar, una gran historia, la que escribió Gaston Leroux, en cuya novela homónima se basa el musical; también en una partitura suntuosa, inspirada, de gran vuelo lírico y con canciones que forman parte ya de las antologías del género: 'The Phantom of the Opera', 'Music of the night', 'Masquerade'... E igualmente ha sido -y es- un imán para los más de 160 millones de espectadores que han visto la obra en algún lugar del mundo la producción que, hasta ahora, ha sido la única que se ha presentado, y que en el momento de su creación -1986- maravilló por su espectacularidad, su opulenta escenografía y sus efectos, que tenían su cénit en la dramática caída de la lámpara al final del primer acto.

Andrew Lloyd Webber es sin duda el más importante compositor de teatro musical de las últimas décadas gracias a obras como 'Jesucristo Superstar', 'Evita', 'Cats' o 'Sunset Boulevard', entre otras. Él mismo ha afirmado en numerosas ocasiones que en este género es más importante la historia que las canciones. En 'El fantasma de la Ópera' se mueve entre el terror y la pasión. El personaje central, Erik, es un hombre al que su 'monstruosidad' ha obligado a esconderse del mundo y a refugiarse en los sótanos de la Ópera de París; desde allí observa a una joven corista, Christine Daaé, de la que se enamora, con un amor furioso, posesivo y enfermo: busca su propia gloria como compositor a través del talento de Christine.

La puesta en escena que acaba de estrenarse en Madrid es la primera que Andrew Lloyd Webber ha autorizado a hacer más allá de la original. Estrenada hace un par de meses en Trieste (Italia), el propio compositor ha querido avalar este bautizo madrileño con su presencia -acompañado por Antonio Banderas, su socio en la empresa 'Amigos para siempre'-. Tras el estreno, visiblemente satisfecho, daba el visto bueno desde el mismo escenario al montaje y a sus intérpretes.

No es tarea fácil crear una nueva producción de 'El fantasma de la Ópera' -y encajarla en el escenario del Teatro Albéniz-, y el equipo italo-español que lo ha llevado a cabo, con Federico Bellone a la cabeza (suya es la dirección y la escenografía), lo ha logrado. Con la base de un giratorio que muestra el escenario de la Ópera y su reverso y unos preciosos telones pintados que otorgan perspectiva y amplitud a la escena, este 'Fantasma' posee los claroscuros precisos y un ritmo ágil. El número de apertura del segundo acto, 'Masquerade' ('Carnaval') sufre por la angostura del escenario, pero está dignamente resuelto, y lo mismo ocurre con otras escenas que reclaman más aire.

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Julio Bravo

El mítico musical de Andrew Lloyd Webber vuelve a la capital en un montaje dirigido por Federico Bellone y protagonizado por Gerónimo Rauch, Talía del Val y Guido Balzaretti

Pero el gran activo de este montaje es, sin duda, su magnífico reparto, donde se encuentran grandes valores del teatro musical español. Al Fantasma lo encarna Gerónimo Rauch, con el doble aval de su trayectoria y de haber hecho el mismo papel en Londres; es la suya una interpretación afilada y atormentada al tiempo. Talía del Val colorea su Christine con los tonos precisos y un canto tan dramático como deslumbrante; ya desde su inicial 'Piensa en mí' conquista al público. Guido Balzaretti le da carácter a Raúl, un personaje que corre el riesgo de caer en la sosería (también en la parte musical). Y en el mismo notable nivel se encuentran Marta Pineda, Francisco Ortiz, Enrique R. del Portal, Omar Calicchio, Silvia Luchetti, Laura Martín, así como el coro y la orquesta, de la que Julio Awad consigue un sonido brillante y balanceado.