Eduardo Guerrero: «La danza debe tener un compromiso social y no contar cosas banales»

Su abuela fue la primera persona que le compró sus zapatos de baile y le animó a bailar. Su madre es quién le dio la vida. Sus amigas le han acompañado y animado a que siga siempre trabajando. Las bailarinas Eva Yerbabuena, Aída Gómez y Rocío Molina le impulsaron y consiguieron sacar de Guerrero el artista que es ahora. Todas ellas están reflejadas en el homenaje que el bailarín rinde a las mujeres de su vida. «Mi carrera personal ha estado muy ligado a esas mujeres que un día decidieron ver en mí ese talento y ese cariño para el arte y se desvivieron conmigo».

Tras muchos años de trabajo junto con otros artistas y compañías, Guerrero se lanzó en 2011 a su carrera en solitario. Este espectáculo, estrenado en 2017, marcó un antes y un después en la creación del bailarín y en su compañía: «Cada vez que quería hablar con mi lenguaje en la danza era una batalla. Pero con 'Guerrero' lo conseguí. He podido mostrar quién soy, hacer mi arte y ganar la batalla». El espectáculo es el más premiado y reconocido en la trayectoria del bailarín y fue creado para marcar un cambio y una evolución que, según asegura, se ha dado, aunque no ha sido fácil. «Generar un sello propio es lo más difícil. Crear, entender y hacer que te entiendan como tú te expresas».

La compañía, que venía de hacer piezas más tradicionales, con 'Guerrero' descubrió la vanguardia y el estilo que, según indica el bailarín, necesitaba. «Fue una forma de salir al escaparate, de demostrar cómo yo sentía el flamenco realmente». Ahora cumplen diez años desde su fundación y para ellos bailar en Conde Duque es una oportunidad de celebrar todo lo vivido. «Queríamos rescatar piezas que realmente fueran emblemáticas para nosotros y hacerle un regalo a los seguidores que siempre vienen con nosotros».

En esta ocasión le acompaña la cantante Pasión Vega, que junto con las guitarras de Javier Ibáñez y Benito Bernal, presenta un larguísimo abanico de estilos. «Abrirme al mundo de la danza con el elenco de músicos que lleva Eduardo y poder verlo bailar a él también tan cerca, es un regalo impresionante», añade Vega. La artista trabajó anteriormente con las bailarinas Rocío Molina y Eva Yerbabuena y ahora se adentra en la esencia de Guerrero. «Me impacta su versatilidad y la variedad de colores que hay sobre la escena. Yo también soy del sur y llevo el mismo lenguaje de Eduardo dentro de y el hecho de que no sea flamenca le da una pincelada diferente al espectáculo».

La relación entre Vega y Guerrero se estrechó hace ya unos años y la pasión por el arte, la música flamenca y la danza les unió para este proyecto. «Me parece que su dulzura, esa fuerza que tiene el flamenco y mi forma de bailar provoca un gran contraste que es muy atractivo. Es un gancho para el público y va a quedar sorprendido cuando lo vea», asegura el bailarín. «Cuando uno crece y aprende tanto haciendo cosas con los demás, con gente a la que uno admira, es un motivo suficiente para poder expresar como voy a hacer aquí», asegura la cantante. Aunque reconoce que no es el estilo que suele interpretar, se siente atraída porque forma parte de su ADN y es la música que ella escucha. «Para mí, el arte es rebuscarse y encontrarse también en los diferentes colores que tiene la paleta del pintor».

«La danza habla por sí sola. Hoy en día nosotros tenemos un compromiso también, no solo de bailar, sino de comprometernos con los diálogos que manifestamos en nuestras piezas», asegura el artista. El su último espectáculo, 'Sombra Efímera', hacía un recorrido sobre la inmigración, así como el consumismo y el daño sobre el medio ambiente. El bailarín reivindica la necesidad que tienen los artistas de estar comprometidos con la sociedad actual, tal y como hace su compañía. «Subirme al escenario provoca lo mismo que alzar un altavoz. Hay que manifestar cosas que están sucediendo. Creo que el compromiso con la sociedad actual también debe de existir en el arte y no ponernos a contar cosas banales».

También reconoce que hay mucho desconocimiento porque apenas se habla de danza y flamenco en los colegios. «Igual que hablamos de Beethoven, deberíamos hablar también de Paco de Lucía porque creo que está a un mismo nivel y a un reconocimiento. Creo que cuando se habla de cualquier cantante a nivel mundial también deberíamos hablar de Camarón por el cambio que hizo», asegura.