Pintura rima con locura
Pintura rima con locura
Séraphine, el personaje y la película, entraron este año como un sorprendente ciclón en el panorama del cine francés arrebatándole a la gran favorita, «La clase», de Laurent Cantet, el César a la mejor película del año. En total, ganó siete, incluido el de mejor ... actriz para la impresionante Yolande Moreau, que se diluye por completo dentro de la extravagante, singular y trágica figura de Seraphine Luis, sirvienta laboriosa, pintora inexplicable, mujer sin educación y que vivió a la puerta de la locura hasta que finalmente decidió traspasarla. Su pintura a principios de siglo XX igual sorprendería a finales del XXI.
La película, que dirige Martin Provost, tiene ese empaque que de vez en cuando adorna al mejor cine francés, pero sobre todo tiene un personaje y una interpretación, volcados ambos a que el espectador descubra algo insólito, o milagroso: el origen a veces recóndito en el que germina la semilla del arte en su estado más puro, que aquí es una mujer sola, más aún, despoblada, vacía, que se ocupa de limpiar casas, una «maritornes» que pinta luminosamente en su sombría habitación y que avanza con paso decidido tanto en su pintura como en su locura.
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