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CRÍTICA DE TEATRO

«Juguetes rotos»: con un par de tacones

El Teatro Español presenta la obra escrita y dirigida por Carolina Román, e interpretada por Nacho Guerreros y Kike Guaza

Nacho Guerreros, en un momento de «Juguetes rotos» Bárbara Sánchez

JUAN IGNACIO GARCÍA GARZÓN

Una llamada telefónica que anuncia un fallecimiento pone en marcha la evocación que vertebra « Juguetes rotos » y desencadena el postrero acto de catarsis y reafirmación. La pieza, admirablemente hilvanada y dirigida por Carolina Román , es en esencia el «flashback» de Mario, discreto homosexual que regresa a su adolescencia en un enclave rural de la España de los año 60 y va avanzando en la progresión de sus recuerdos hasta llegar al momento de la llamada. El intenso machismo ambiental , las exigencias de un padre que no admite ambigüedades y la comprensión amorosa de la madre, las primeras experiencias, el viaje a Barcelona para huir del ambiente opresivo, la amistad que encuentra en el transexual Dory y el amor que le sonríe entre los brazos de un marinero norteamericano...

Etapas de una vida que Carolina Román recorre con sensibilidad pero sin sensiblería , con ánimo reivindicativo pero no panfletario, con delicadeza pero firmemente, pespunteando al tiempo el paisaje sociológico de una época, en el que caben referencias a la marginalidad, la prostitución, el acoso y los terribles estragos del sida. Un trabajo de intensidad milimétrica , emocionante, duro, que culmina con el regreso al aborrecido pueblo en una ceremonia de homenaje al amigo y valiente vindicación de una identidad propia que el protagonista, poco combativo hasta entonces, asume con la cabeza alta y un par de tacones.

Cada detalle del montaje es una aportación significativa que suma. Alessio Meloni ha diseñado una escenografía que evoca el palomar donde Mario se apartaba del mundo hostil, una ordenada geografía de jaulas que enhebra el doble sentido de refugio y prisión. La ilumina con matizada sabiduría David Picazo . Magnífico el complejo y revelador espacio sonoro de Nelson Dante . Y de matrícula de honor el trabajo de Nacho Guerreros , cuyo Mario crece introspectivamente, y Kike Guazas , de voluntad expansiva como el padre y un primo del protagonista, y en la piel de la animosa Dory.

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