Demonio de niña

En su última y magnífica novela, Clive Barker plantea la graciosa peripecia de un demonio condenado y enjaulado en las páginas del primer libro impreso por Gutenberg. Como el cine no se presta a tan brillantes diabluras creativas, los espectadores nos tenemos que conformar con ... posesiones luciferinas más corrientitas, a poder ser con niño de por medio. A la espera de «La huérfana», del catalán Collet-Serra, el último intento lo lleva a cabo otro europeo afincado en Hollywood, el alemán Christian Alvart, empeñado en hacer sudar sangre a una Zellweger ya empezando a echar mofletes desde que la vimos allá por Minnesota hace un par de meses.

Así, encarna a una trabajadora social que salva «in extremis» a una cría a la que sus padres acababan de meter en un horno (y, visto lo visto, mejor hubiese sido dejarla dentro bien doradita y churruscada). Con un tobogán de sustos rutinariamente diseñado, algo habitual en el género cuando dirige un foráneo bisoño, y con escenas conseguidas como el tormento apícola del amiguete de Renée, lo interesante del filme radica en extraer paralelismos con la española «La vergüenza» mientras disfrutamos de la exhibición satánica de Jodelle Ferland, auténtica reina de una fiesta con los globos (negros, claro) a medio inflar. Como la pille Von Trier de mayor...

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