«El caballero de Olmedo», cocina de autor para Lope de Vega
Lluís Pasqual dirige una coproducción entre el Teatre Lliure y la Compañía Nacional de Teatro Clásico
JULIO BRAVO
Helena Pimenta, directora de la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC) , define «El caballero de Olmedo», de Lope de Vega, como «uno de los textos más importantes de la dramaturigia universal, no solo española». No podía, por tanto, dejarse su montaje en mejores manos ... que las de Lluís Pasqual, a quien se refiere como «un maestro fundamental, de referencia» en el teatro español. Pasqual montó la obra hace más de veinte años en el festival de Avignon y en francés, y confiesa que tenía clavada la espinita de montarla en castellano; así que cuando Helena Pimenta le invitó a dirigir a la CNTC, su única idea era saldar aquella deuda. El montaje serviría también para iniciar una colaboración entre el Teatre Lliure, que dirige Pascual, y la CNTC; y más concretamente, entre la Kompanyia, un reciente proyecto joven del Lliure, y la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico.
Cuenta Lluís Pasqual que cuando montó el texto lo hizo con una escenografía que era «un inmenso trigal de la Castilla más dorada, con suaves colinas e incluso un riachuelo por el que circulaban actores y caballos», y ante 3.500 espectadores. El montaje que presenta ahora en el Pavón (luego viajará al Lliure) es el reverso de aquel: se refugia en la intimidad y, según sus propias palabras, «busca la cercanía y la proximidad con el espectador».
Unas sillas (Pasqual se ha inspirado en la disposición del flamenco) son, como una gran luna de fondo, la única escenografía de la obra. «En mi primer montaje -cuenta el director- me encontré con la épica del texto, y en esta ocasión me ha dado la posibilidad de acercarme al lirismo de Lope. “El caballero de Olmedo” es un texto altamente poético y popular». Y esa proximidad de la que hablaba es, asegura Pasqual, la que lleva al lirismo. «No es necesario subrayarlo».
Lluís Pasqual se ha basado en una versión de Francisco Rico (él también adaptó el texto en la legendaria versión de Miguel Narros). El director catalán dice que «siguiendo el ejemplo de García Lorca, que representó esta obra con La Barraca, he suprimido tres escenas al final; pero no he sido tan radical como él. Pero permanece un noventa por ciento del texto de Lope».
La Kompanyia es un proyecto del Teatre Lliure que ha nacido esta temporada -ya ha realizado dos montajes- y agrupa, cuenta Pasqual, «a un núcleo de actores que, por edad, corresponderían a lo que los sociólogos han denominado generación ”perdida” o “estropeada”, es decir, personas muy preparadas y con muchas dificultades para encontrar trabajo». A los seis actores de la Kompanyia se han unido varios intérpretes de la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico y un puñado de actores veteranos. Lluís Pasqual contó en los ensayos, para el papel de Fabia, con Rosa María Sardá, pero ha tenido que operarse de urgencia, y Carmen Machi aceptó sustituirla para el estreno. La acompañan Laura Albert, Javier Beltrán, Paula Blanco, Jordi Collet, Carlos Cuevas, Pol López, Francisco Ortiz, Mima Riera, David Verdaguer y Samuel Viyuela. «Para los actores -reconoce Pasqual- ha sido una dura aventura, porque hacer teatro clásico es laborioso. No tenemos familiaridad, y exige dominar muchas disciplinas: canto, esgrima. Exige también decir el verso (con el añadido, para los actores catalanes, de esconder su acento), y «aunar las compañías, mezclarse como una mayonesa».
Gastrónomo empedernido, Lluís Pasqual emplea el símil de la cocina para hablar de la elaboración del reparto. «Existe la cocina de autor y la cocina de mercado, que es la que a mí me gusta. Abres la nevera y con lo que tienes haces un plato buenísimo», concluye el director catalán.
«El caballero de Olmedo», cocina de autor para Lope de Vega
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