Epílogo al color de los clásicos

También Miguel Narros, el director de escena recientemente fallecido, estará presente en este tramo final del festival, donde a partir de mañana tendrá un espacio escénico propio con su nombre. Un homenaje que se materializará en este mismo espacio con la representación, el viernes y el sábado, de «La dama duende» de Calderón, último montaje en el que participó Narros.

El «Macbeth» dirigido por John Mowat y «El burlador de Sevilla» pondrán fin este fin de semana a las representaciones en el Corral de Comedias. Con ellas, y la representación del ganador del certamen Almagro Off, se pondrá fin a esta colorida edición del festival.

Tres semanas de representaciones en las que nos hemos vuelto a reencontrar con Helena Pimenta al frente de la Compañía Nacional, esta vez con su estreno de «La verdad sospechosa» que, aunque no consiguió hacernos olvidar a Blanca Portillo y su Segismundo, volvió a cosechar un éxito de público y crítica.

Entre las sorpresas agradables de esta edición, caben destacar arriesgadas propuestas escénicas como «El mercader de Venecia» de la Compañía Estatal de Dresde, o la energía y belleza escénica llegados desde Chile con el «Otelo» Teresita Iacobelli y Jaime Lorca o las dos obras a las que dieron vida el magnífico elenco de La Calderona. Estos dos países, Alemanía y Chile, han sido los invitados en esta edición en la que, si tuviéramos que evaluar la repuesta del público, sin duda Ron Lalá se llevaría la palma con su «Siglo de Oro, siglo de ahora» que llenó dos días consecutivos la plaza de Santo Domingo y puso al patio de butacas en pie en ambas ocasiones.

Un festival en el que aparte del color, también ha tenido muy presente la accesibilidad, tanto la física, habilitando espacios tecnológicos para personas con problemas visuales y auditivos; como la económica, con rebajas de hasta el 50% en el precio de las entradas para personas en el paro. Un fiesta del teatro que un año más ha vuelto a dotar de vida escénica a las calles de Almagro, convirtiendo por unos días a la población manchega en el epicentro mundial del teatro barroco.

Pasear estos días por Almagro le convierte a uno en partícipe de una gran representación. El teatro, presente en todos sus rincones, convulsiona y llena de vida a una población que cambia durante el mes de julio su habitual lenguaje manchego por el verso clásico. Pero como en toda buena pieza teatral, Almagro cuenta con dos elementos esenciales para que el público pueda experimentar la magia de un encuentro: una luz especial con la que el cielo bendice a la villa manchega y un decorado lleno de historia y belleza que convierte al viajero en espectador de una verdadera obra maestra.

En plena plaza manchega, se encuentra del Corral de Comedias, un edificio único en todo el mundo, que conserva intacta la estructura de estos espacios escénicos que se popularizaron durante el siglo XVII por toda España. Pintado con almagre, el característico color rojizo que da nombre a la población, el espacio está compuesto por un gran patio central flanqueado por dos pisos de gradas laterales sustentado sobre 54 columnas y el escenario, en cuyas tablas, se siguen representado piezas teatrales durante todo el año.

También en la plaza, en el extremo opuesto al majestuoso edificio consistorial, encontramos a un personaje esencial en la historia de la localidad. Se trata de Diego de Almagro, descubridor de Chile y virrey de Perú, que en forma de estatua ecuestre, vigila el continuo transitar de la localidad ciudadrealeña con más visitantes.